Si naciese de nuevo y volviera a empezar, a buen seguro elegiría nuevamente como carrera profesional: MAGISTERIO. Nunca llegué a imaginar cuántas ilusiones, aire fresco y ganas de “ revolucionar”, me traería la noble tarea de la ENSEÑANZA: SER MAESTRA.
Cuando era niña, me encantaba dibujar y ya de adolescente, pintar. También hacía pinitos escribiendo algún que otro relato o pensamiento. Cuando terminé el bachillerato con 17 años, mis padres me preguntaron: “¿Que te gustaría estudiar?”.Yo, ni corta ni perezosa respondí: “Bellas Artes o Filosofía y Letras”. Mis padres lo entendieron perfectamente, dadas mis inquietudes. Pero yo también comprendí que había que trasladarse a la Península (yo ya pensaba en Granada) y esto requería ciertos gastos a los que no se podía hacer frente. Así que mis padres me convencieron para que estudiara MAGISTERIO.
¡Gracias, gracias y más gracias a MIS PADRES BERNABË y MARÍA LUISA!, porque el tiempo me demostró que no hay nada más noble, que entregarse de pleno a la noble tarea de la ENSEÑANZA, en la cual llegas a descubrir la magia de los chicos de cualquier edad.
Llegado el mes de Octubre de 1970, empecé a visitar ininterrumpidamente la ya conocida durante muchos años, como “ESCUELA NORMAL DE MAGISTERIO NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA”, actualmente “Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación”. ¡Cómo ha cambiado todo!. Los años 70 fueron maravillosos: estudié Magisterio, conocí a compañeros/as muy interesantes y hoy buenos amigos míos. Después de tres años y de hacer las Prácticas de Magisterio en el conocido Colegio (para mí, Escuela ) “Lope de Vega”, llegó el momento de las Oposiciones. Yo no las saqué a la primera, pero me juré y perjuré que en el año 1975 las sacaría, como así fue. Mi grupo de compañeros-amigos se alegró mucho, además , algunos de ellos estudiaban en mi casa muchas veces por la noche. Ya se encargaba mi padre de desagobiarnos y animarnos para que el estudio nocturno se hiciera lo más grato posible. Al igual que lo harían mi madre y mi abuela, preparando tortillas de patatas para todo el mundo. ¡Qué tiempo tan feliz!.
Pero claro, llegaría el momento de comenzar a dar las clases, ya como DOCENTES, preparados para tal efecto. Mis primeros 4 años estuve en una escuelita en la “Barriada Zurrón”, en la que éramos 6 compañeros. Pagamos la “novatada”, es cierto, ya que los locales en los que estábamos, eran los bajos de unos pisos, que de ninguna manera estaban aclimatados para dar clase,pero yo al menos, lo pasaba muy bien. Aún hoy sigo viendo antiguos alumnos.
El siguiente paso, fue el destino definitivo, que para más inri estaba en Algeciras. Tuve mucha suerte, ya que yo tenía casa allí. La tarde del mes de Septiembre que estuvimos en el Salón de Actos del Ayuntamiento para elegir Colegio, un chico y yo que nos conocíamos de vista de Ceuta, decidimos pedir el mismo Centro Escolar: “Colegio Público San Bernardo”, sin sospechar siquiera que estaba al lado de nuestros domicilios, ya que este compañero era vecino mío, siendo también el primer compañero que conocí en mi nuevo destino, su nombre, José Antonio Jiménez Aranda. Todo fue estupendo. Después de tantos años de estudio, de sacrificios, nos encontrábamos en un Colegio que se estrenaba aquel Septiembre del Curso1979-80. Fuimos 16 compañeros los que empezamos a trabajar juntos, estando así durante bastantes años hasta que lo grupo se fue agrandando, cambiando de maestros, llegando a ser hoy alrededor de cuarenta, quedando todavía de aquella época 2 o 3, que ya están casi por jubilar. (Todos teníamos entre 26 y 30 años). Yo ya lo estoy, quiero decir, jubilada desde hace 7 años. Por circunstancias de la vida, me encontré con sólo 52 años, privada de algo que tanto me gustaba, me gusta y me gustará siempre. Alguna vez, cuando digo que “volvería a la Enseñanza, casi se me quitan las ganas y sé el por qué. Todo ha cambiado mucho: el alumnado, los padres, la relación de esto con los maestros. Ante, maestro y algunos padres, llegábamos a ser amigos, pero hoy, difícil está la cosa. De todas formas, repito: “Yo volvería a la ENSEÑANZA”, donde tanto he aprendido, donde tanto me han dado los alumnos, a pesar de ser muchas veces “puñeteros”; pero la sinceridad con la que ellos te hablan no la encontramos normalmente, y yo he tenido muchas satisfacciones en este sentido. He disfrutado siempre mucho con ellos, con lo cual conseguía un estupendo “feeling”.
Si algo he de resaltar en mi particular ENSEÑANZA, es la manera en como he impartido las clases. Desde que empecé a trabajar con 23 años, ya me la planteaba como algo diferente, que hiciera a los niños, libres y solidarios; una ENSEÑANZA, libre d3e prejuicios y sobre todo, para la VIDA en la cual desenvolverse abiertamente, sabiendo en cada momento qué y cómo hacer las cosas- En algo creo, que lo he conseguido, a lo largo de mis 29 años en mi maravillosa carrera profesional.
Ha habido de todo, pero los malos momentos , hoy en día, los recuerdo como anécdotas. Me quedo con lo positivo y bueno que me ha pasado y puedo hablar con la satisfacción del deber cumplido. Por supuesto, he cometido muchos errores “pero no quiero renunciar a ellos por haber aprendido” como decía CHARLOT. Me temo que hoy cometería los mismos, pues siempre tuve claro cómo quería desempeñar mi labor. Animo a todos aquellos nuevos MAESTROS/AS para que se entreguen a su trabajo con total ilusión, y que sepan que “luchar contracorriente es abrir puertas a la LIBERTAD, a la LIBERTAD de ENSEÑANZA”.