Estaremos de acuerdo en que no hay nada peor que alguien creyéndose sus propias mentiras.
Muchas veces la avidez de una persona por demostrarse a si misma que está en lo cierto, la llevan a incurrir en errores garrafales y en manifestaciones que lo demuestran. Durante el debate sobre el estado de la ciudad el alcalde hizo muestra de ello en varias ocasiones. Insistía, por ejemplo, en la importancia de tener una fundación para conmemorar la llegada portuguesa a nuestra ciudad en 1.415, una llegada que los historiadores consideran que fue un bautismo de sangre por parte de quienes llegaron a estas tierras en esa época.
Se trata además de una fundación de la que, en el momento de ser creada, el mentiroso diputado nacional actual (no le estoy insultando, ya que mentiroso es quien afirma lo contrario de lo que sabe, cree o piensa), decía que no iba a suponer ningún coste para los ceutíes y que el tiempo ha demostrado que, año tras año, se le destinan recursos de las arcas municipales. Creerá el PP que no hay nada mejor en lo que gastar el dinero de los contribuyentes que en regocijarse en 2015 con motivo de la efeméride que conmemorará la destructiva llegada de los lusos. Será la celebración de la llegada portuguesa a nuestra ciudad para producir charcos de sangre y destruir. Matanza y destrucción a diestro y siniestro de toda la riqueza que había en esa época. Una riqueza cultural, económica y social lograda durante siglos de estancia de otros pueblos.
Esto no significa que los portugueses no aportasen nada positivo, pero hay que tener en cuenta que también lo hicieron durante mucho más tiempo los árabes y no he oído a los populares la intención de crear una fundación que conmemore la llegada de los mismos a Ceuta.
Ni tampoco la de los griegos, fenicios o de cualquier pueblo que haya influido en la ciudad que tenemos hoy en día.
Es injusto histórica y socialmente recordar sólo parte de nuestra historia y dejar al antojo de quien gobierne la efeméride a celebrar. Pero es una de las notas características de las prioridades del gobierno del Partido Popular tan dado a eventos circenses con los que satisfacer sus propios intereses.
Pero además me llamó la atención escuchar del alcalde que “tenemos que estar orgullosos de nuestra historia”.
Discrepo.
La historia hay que conocerla, fundamentalmente para no repetir los errores del pasado pero, ¿estar orgullosos? ¿Significará eso que el presidente está orgulloso de la Inquisición? ¿o del franquismo? No sé qué pensar. Creo que su afán por justificar sus absurdas ideas (salvo que las entendamos desde un punto de vista ideológico) le hace decir afirmaciones como la anterior.
Hoy por hoy, una de las máximas a la hora de distribuir los ingresos públicos debe ser, más que nunca, el bienestar de la ciudadanía.
¿Qué bienestar aporta tener una fundación como la 2015? ¿A quién se lo aporta? Y lo más importante, ¿merece esta causa el respaldo político y social?