No crean que no le tengo aprecio a Pacoantonio. Muy al contrario, les diré que me cae hasta bien. Pero eso no quita que me cueste asimilar las perlas que suelta cada vez que se le pregunta por asuntos espinosos, y el que más acostumbra a poner nerviosos a los delegados es el de la seguridad. Con la última quema de un coche particular de un agente del CNP, han saltado todas las alarmas, y las miradas apuntan hacia la plaza de los Reyes. Pues bien, el delegado, preguntado por la situación tensa que se está viviendo, va y nos dice que “al menos en Ceuta no tenemos una delincuencia grave que incluye asesinatos, secuestros o atracos, pero sí es verdad que existe otra de menos escala que preocupa a los ciudadanos y que estamos analizando para terminar con ella”. ¿Es posible quedarse tan tranquilo soltando esta frase? Parece ser que sí. Lo malo es que si nos dedicamos al juego de la comparativa podemos terminar estrellándonos. ¿Habría que preguntarse la equivalencia entre número de agentes y criminalidad?, ¿podrían explicarnos por qué buena parte de las detenciones que tienen que ver con los sucesos de mayor impacto terminan con sentencias absolutorias en los juzgados?, ¿con qué interés utilizamos ‘la calidad’ de esa violencia? Porque evidentemente aquí no tenemos las bandas organizadas que asaltan los chalés de los millonarios, ni tampoco tenemos los secuestros-exprés, pero somos los líderes en otro tipo de historias delincuenciales que provocan que hasta nos destaquen en las memorias que publicita la Fiscalía General del Estado.
Las comparativas nunca son buenas, menos mal que a Pacoantonio le ha dado por reconocer que la situación no es buena. Por lo menos al mandamás no le da por fugarse a la península para luego vendernos que ha estado trabajando por Ceuta desde el minuto cero. Queda aún mucho por demostrar.