No era una broma, no. Ni tampoco antipatriotas, falsos agoreros o asustaviejas quienes, cuatro años atrás, nos anunciaban la que se nos venía encima, mientras que desde el gobierno central o desde los autonómicos se miraba para otro lado. Jamás pudimos sospechar que este tsunami arrasaría nuestro bienestar con la virulencia que lo está haciendo. Y lo peor es que aún no hemos tocado fondo. Me resisto a creer a quienes vaticinan que 2013 será aún peor. ¿Peor todavía? Mejor ni pensarlo. ¿Quién nos iba a decir, años atrás, que hablaríamos de economía más que de fútbol? Y menos todavía que veríamos a compatriotas nuestros rebuscando en las basuras o acudiendo, cada vez en mayor número, a instituciones de caridad a por un plato de comida o de alimentos básicos para poder subsistir.
Que existan 1,7 millones de hogares con todos sus miembros en paro es muy grave. Como las mismas 500 familias ceutíes que se ven en la más absoluta pobreza, atendidas por Cáritas, como recogía nuestro periódico. Si algo positivo ha podido traer esta crisis es que todos nos hayamos hecho más solidarios; para que desde los distintos órganos de poder del país se acaben para siempre los despilfarros, y sepamos vivir, todos, de acuerdo con nuestras posibilidades.
Es cierto que, al margen de esas cada vez mayores bolsas de pobreza y de nuestro record nacional de parados, la situación de Ceuta, al menos para bastantes sectores de la población, parece menos grave que en la Península. Baste observar, este macropuente, la cantidad de familias que han salido de la ciudad. Personas que, un año más, se dejarán sus buenos miles de euros en sus compras para estas fiestas en la otra orilla en detrimento del sufrido comercio local. De todas formas, bienvenidas sean esas campañas y promociones que estamos viendo por parte del sector, en un intento de luchar en lo posible contra tan arraigada tendencia.
Que en Andalucía, desde 2008 a 2011, la comunidad con más bares y establecimientos de restauración del país, su número se haya reducido en un 20,01%, según el Anuario Económico de España 2012, no es de extrañar viendo los niveles de paro y de empobrecimiento de la región. Y, claro, cuando los bolsillos se resienten o están vacíos, es ese sector uno de los más afectados.
Valga el puzzle que ilustra esta columna a modo de rápido flash callejero. Aunque sobran las palabras, obsérvense reclamos que serían impensables no muchos años atrás. Barra libre de tapas por persona, 2,95 euros; menús familiares por 7,99 para dos comensales y a 11,99 para tres. Menú individual con dos platos y su café, a 5 euros. “Los miércoles y los domingos, todo a 1 euro”, como una de aquellas tiendas de todo a cien. “Tapas gratis con todas las bebidas”, a buenos precios. “Bebida sin fin”, que te anuncia el otro. ¿IVA? ¿quién dijo IVA? “Cómete el IVA, te descontamos el 21% en todo lo que comas”. “No subimos el IVA ni bajamos la calidad”…
Pero no todo es la hostelería. El caso de esa farmacia de barrio con el desolador letrero de “Cerrado definitivamente. Hemos hecho todo lo posible. Lo sentimos mucho. Muchas gracias por vuestro apoyo”. Los de “liquidación por cierre” en tantas calles, incluso en las principales. Y, ya por fin, el mensaje de desesperación y protesta de ese comerciante de Málaga capital que proclama: “Autónomos hundidos por culpa de Zapatero y Rajoy. A la mierda yo me voy. Políticos en coches oficiales de 100.000 euros, con ese dinero podría trabajar yo diez años más. ¿Alguien me lo quiere dar?”.
Podíamos seguir, pero este peculiar puzzle parece lo suficientemente ilustrativo. Las imágenes son de hará algo más de un mes. Me imagino que durante este puente habrán aflorado muchas más, un puente al que no habrán podido llegar tantos comercios.
Es lo que hay. Y lo que ha de venir. Los bolsillos están vacíos. Como la alegría de millones de españoles. Unos, hundidos en la desesperación, otros, en la cuesta abajo y sin frenos. Esta maldita crisis, vaya que si nos dará las Pascuas.