Vivas y Gallardón se dan la mano para anunciar que hay voluntad para construir un nuevo Palacio de Justicia. Al término voluntad le añaden lo de “rotunda”, y a estas alturas ya no sé si lo hacen para que, ahora sí, nos lo creamos o porque queda más efectista. El hecho es que después de años y años vendiendo lo inmediato de una obra que nunca hemos visto, cuesta creer que, sin dinero en la cartera, el Gobierno de la Nación se vaya a comprometer a dar viabilidad a la ciudad de la justicia. Sobre todo cuesta creerlo por lo variable que resulta la Ciudad en eso de concretar planes. ¿Pues no era el portavoz del Ejecutivo, Guillermo Martínez, el que hace menos de una semana nos anunciaba que en los terrenos del Brull construirían un centro lúdico social?, ¿será que el Gobierno entiende que un Palacio de Justicia es eso? No imaginaba que la concepción de la justicia como un cachondeo se extendiera a tan altas instancias. Va a ser que sí, que Martínez estaba ya pensando en el apretón de manos de Gallardón para anunciarnos eso de la obra lúdico-social.
A estas alturas del tebeo me daría hasta vergüenza llamar a la decana del Colegio de Abogados, Isabel Valriberas, para pedirle su opinión sobre este nuevo compromiso político. ¿Cuántas veces habremos hablado ya del futuro Palacio de Justicia que nunca vimos? Mira que ha habido denuncias, críticas, protestas sindicales... por tener hemos tenido hasta pulgas... pero la clase política ha seguido riéndose de la justicia y sus necesidades, viviendo de forma cachonda la máxima expresión del sistema judicial.
Después del Cine África y la expropiación bajo mentiras políticas a sus propietarios, después de la Comandancia de Obras, después del Brull y tras la foto amistosa con Gallardón, sólo nos queda asistir a la nueva película judicial que nos prepara el Ejecutivo para la sesión de tarde.
Nos prometen juzgados nuevos, colegios y demás centros educativos, pero yo sólo veo ladrillo y más ladrillo, millones y más millones en la nueva cárcel, aquella que tanto criticaba Paco Antonio y que al final se verá obligado a inaugurar.