Al cabo de cuatro noches indispensables, conocidas como noches de la despedida, reverdecieron las lágrimas del supremo durmiente, y un poso de instrucciones brotó de la copa del oráculo El Amor, decía, era la ética y la moral pretendida, pero inalcanzable mientras los guijarros del odio abrazado sirvieran de enseñanza a los que están por venir. La guerra desdibujó el espíritu de los hombres hasta hacerlo irreconocible; mientras, la enfermedad y la naturaleza hostil diezmaron la Fé y pronto cundió la desconfianza. Guerra, enfermedad y tormenta serían los vértices de un triángulo infernal.
Lejos de rendirse, en torno a la hoguera de la Historia, los sabios de Ceuta (sabios de variada índole y dilatada mención, depositarios de sendos arcanos) decidieron la plegaria como única forma de contentar al Dios de la Creación y del Amor.
Pero, ¿qué es el Amor?, ¿cuál es su medida?, ¿cuál es su señal?, ¿cuál su oración?
El oráculo dispuso: “Sólo un joven valeroso, educado en el compromiso con la virtud, podrá dar al traste con la solución del enigma, y esgrimir el texto de la plegaria”. “Todos los aquí presentes habéis sentido el pálpito del sudor en la frente. Creéis saberlo todo, pero todo no es suficiente. Vuestro cuerpo, próximo a marchitarse, está viciado por el gozo y por la adversidad.” “Es necesario que escojáis a un párvulo y le enseñéis la relación entre materia y necesidad, entre experiencia y edad, y que sea su pureza la hable en el dictado final”.
“Pero cuidado, aquel que errase la solución del enigma podría morir de espasmos y tras graves sufrimientos, y el descalabro sería eterno”.
Un haz de fuerza colosal proviene de la montaña. Debe ser el averno que tiene allí su entrada y su reino antiguo. Cuando en el cielo se dibujen los peces del zodíaco será el momento de subir a la cumbre y presentar el texto. Una misteriosa melodía dormirá al sobrio centinela, y la fuerza del Amor se librará por todos los lugares de la tierra. El contento no tendrá fin y el arco iris simbolizará la victoria de la pureza.
La educación de Pepín Sandía será una aventura donde el tiempo está confundido.