Tras los últimos sucesos ocurridos en la barriada del Príncipe queda en el aire la eterna duda sobre si la cohesión social existe como tal o son todavía muchos los kilómetros que nos quedan por recorrer en este campo. Si me preguntan lo que pienso, les diría que lo segundo. Esa cohesión social que forma parte de tantos discursos políticos no la hemos ni rozado con la punta de los dedos. Hablamos de ella como si realmente existiera como queriéndonos engañar a nosotros mismos con caretas que nosotros fabricamos. Para hablar con la credibilidad requerida sobre este asunto primero hay que analizar la reacción que se ha tenido ante el asesinato perpetrado en el Príncipe. Déjense de debates sobre las causas de un crimen digno de sicarios y pregúntense si es normal la reacción que se ha tenido desde los distintos estamentos de peso. Nada. Esa ha sido la respuesta. Si institucionalmente nos posicionamos cuando, por ejemplo, acuchillan a una mujer... ¿por qué ese silencio cuando asesinan a alguien de esta manera?, ¿a qué se ha debido esa cobardía política por posicionarse, por hablar sobre lo que está ocurriendo en Ceuta? Se ha preferido la evasión, ocultarse de la prensa, evitar comparecencias públicas. Pero la indignación no queda ahí. La Ciudad llega a pronunciarse porque trabajadores del Polifuncional se quejan de la inseguridad en el barrio y temen por su integridad. ¿Dónde están los pronunciamientos no por quienes temen esa inseguridad sino por los que han perdido la vida? Silencio absoluto. Callaron con el asesinato de Karim y ahora con el de Tarek. ¿Por qué?, ¿nos regimos todavía por los rumores de barra de bar, nos lavamos las manos cerrando casos con conclusiones sobre las que no tenemos pruebas ni fundamentos? Eso parece, a tenor de lo que está sucediendo.
Hablar de cohesión social ante este panorama es complicado. En mi caso sería imposible porque no creo que exista, ni creo que haya igualdad de trato a todos los ciudadanos ni, considero, existe una clara implicación de los poderes en querer resolver los problemas que nos marcan y que aumentan. Esa espiral de violencia física y ese pesar psicológico de quienes se sienten dejados resultan difíciles de controlar cuando las instituciones han demostrado no estar a la altura.
La Ciudad ha convocado una comisión sobre el Príncipe, y me pregunto ¿para qué? El PSOE propone crear un foco turístico en la barriada, ¿se ríe de nosotros cuando ni el partido se ha posicionado en torno a la situación de inseguridad del barrio ni la Delegación del Gobierno socialista ha, siquiera, hablado del asunto? Y Caballas, la firme representante de la integración social, considera más relevante enviar un comunicado sobre los autobuses que, cuatro días después del crimen, presentar una propuesta en condiciones sobre su postura en torno a una barriada que se pateó durante varios días buscando el voto en las pasadas municipales.
La talla política está por los suelos mientras el grado de quiebra social es cada vez más evidente.