A Paco Márquez lo tengo por inteligente. De hecho creo que es uno de los pocos que se salvan de la quema en la pira de ineptos que han rodeado y siguen rodeando a don Juan. Pero hay veces que la alegría del momento puede llevarle a uno a decir gilipolleces, a soltar lo primero que le viene a la mente. Y eso es lo que ha hecho Márquez, atacado por la euforia de una reciente jura/promesa de su cargo de diputado. Ante la ausencia de la diputada Fatima Hamed al pleno de constitución de la Asamblea, a mi apreciado Márquez no se le ocurre más que reducir la ausencia de Hamed a una pataleta por el asiento que tenía que ocupar en la bancada plenaria. Reduccionismo mental que pensaba yo estaría postergado a las plumas que no quieren ver más allá de lo que les interesa, pero no a un diputado que, intuyo, debe saber bastante de lo que pasa en su partido y en otros. Si hubiera hecho caso del conocimiento que se le presupone, seguro que habría elegido estar callado porque quizá el asiento sea lo que menos importe en una de las indisposiciones más famosas de nuestros diputados/as. Así que a Márquez no se le ocurre más que vincular la ausencia de Fati a “el grave ataque a la dignidad de la mujer musulmana por el sometimiento al cristiano varón”. Nefastas manifestaciones de un diputado que pudieron estar provocadas por los nervios y el mal momento contenido durante una sesión en la que tuvo que compartir espacio con Yolanda Bel, a quien tan sólo le une la ideología por mucho que Juan Vivas les obligue a aparecer en contadas fotos respetándose como fieles compañeros.
Precisamente el cristiano varón al que se refiere Márquez ha tenido más bien poco que ver con la indisposición de Hamed, por mucho que sus vaqueros hayan llamado tanto la atención de los comentaristas del Pronto caballa. La euforia de Márquez le jugó una mala pasada, a no ser que ahora juegue a alimentar un tipo de mensajes que él mismo repudia o que todavía no me haya dado cuenta de que a don Paco le gusta meterse en un fango en el que son otros los que deben participar.