Es curioso el marketing electoral. Cada uno procura decir lo que quiere que oigan los posibles votantes. Los 10.000 parados que ya tiene Ceuta son una cifra “absolutamente insoportable”, declaraba Vivas a los medios a sólo un día del comienzo oficial de la campaña electora. Mucho antes lo había dicho Aróstegui. Con idéntica frase. Al primero se le magnificará por esta declaración, sin duda orientada a los parados. Al segundo se le ha demonizado y acusado de utilizar a los parados para manipularlos en contra de la Ciudad. “El presupuesto de 2010 de la Ciudad Autónoma de Ceuta se cierra con un superávit de 2,68 millones de euros”, nos decía Márquez, el hiperactivo Consejero de Hacienda y Diputado del Parlamento. Sin embargo, también Aróstegui, haciéndose eco de las palabras pronunciadas días atrás por el Director General del Instituto de Estudios Fiscales en nuestra ciudad, nos decía que el déficit público per cápita de Ceuta era el doble de la Ciudad más endeudada de España que es Madrid. Al primero se le pondrá como un héroe, casi como al “Teniente Ruiz”. Al segundo, nuevamente se le seguirán sacando cosas del pasado, por supuesto totalmente fuera de contexto, para continuar con el proceso público de estigmatización al que se le viene sometiendo desde hace bastante tiempo. Demasiado diría yo.
Pero el Presupuesto público no tiene por qué ser muy diferente al de una familia. Si se gana dinero, lo normal es que se ahorre. Keynes lo estimaba en su famosa fórmula de consumo en un 20%, aproximadamente, del total de ingresos. Pero si los miembros de la unidad familiar se quedan parados, lo lógico será tirar de lo ahorrado anteriormente durante un tiempo, hasta que se vuelva a tener trabajo y unos ingresos estables. O invertir en algún pequeño negocio para poder subsistir. Lo ilógico sería pasar hambre y necesidad por seguir ahorrando. En el caso del Estado, o de los Ayuntamientos, tanto Keynes, como muchos otros economistas de renombre, algunos premios Nobel (Krugman, Stiglitz…), aconsejan fomentar la inversión pública, así como todas aquellas actividades que incrementen el consumo y el empleo.
No tiene sentido tener 10.000 parados y limitarse a decir que no son competentes.
Primero, porque no es del todo cierto, pues la Ciudad Autónoma tiene muchísimas posibilidades de remediar las necesidades más importantes a gran parte de la población más vulnerable a través de los planes de empleo y de otros gastos sociales. Segundo, porque a través de la inversión pública responsable y eficiente, se puede generar muchísimo empleo productivo. Pero veamos un poco lo que hay en la letra pequeña de los presupuestos de la Ciudad.
El profesor Labeaga nos explicaba en una muy didáctica conferencia dada en la UNED, el pasado 28 de abril, que el déficit público era el resultado de dividir la diferencia de ingresos y gastos entre el PIB. Por tanto, para actuar sobre el mismo, que es una de las rémoras más importantes de la mayoría de países de Europa, dado el enorme volumen de intereses que hay que pagar por ella (España aún se mantiene en unos límites soportables, por debajo de la media de la Eurozona, tanto en volumen de déficit público como de deuda pública acumulada), hay que disminuir el numerador (incrementando los ingresos o disminuyendo los gastos), o incrementar el denominador, es decir, el PIB. Para ello, nos explicaba, se habían puesto en marcha toda una batería de medidas desde el Gobierno. Una de ellas, de las más importantes por sus efectos directos en el presupuesto, había sido la disminución del sueldo de los funcionarios entre un 5 y un 10%.
Pues bien, analizando las partidas que componen los presupuestos consolidados de la Ciudad Autónoma de Ceuta nos podemos dar cuenta de varias cosas.
La primera, que sólo en gastos de personal, las disminuciones efectuadas como consecuencia de las medidas de Zapatero le han supuesto al Presupuesto de la Ciudad autónoma más de la mitad de esos 2,6 millones de euros que dice Márquez que han ahorrado. Es decir, el Gobierno local se atribuye los méritos (deméritos a juicio de los funcionarios perjudicados) de Zapatero para presentar ante la opinión pública una política de racionalización y contención del gasto público que no es más que un atraco vía boletín oficial a los derechos de los funcionarios públicos.
La segunda, que si acudimos al balance contable consolidado (que es el que nunca se muestra), no al presupuesto anual, nos daremos cuenta de que la deuda con los bancos ha pasado de 62 millones de euros en 2008, a 112 en 2009 y a más de 200 millones al cierre de 2010 (unos 2.700 euros por habitante). Y sigue creciendo. Esto hace que tengamos una deuda per cápita “absolutamente insoportable” (“el doble que el Ayuntamiento más endeudado de España”, en palabras del Director General del IEF).
Tercero, que a pesar de la crisis económica y de la escandalosa cifra de parados de la Ciudad, las inversiones reales se disminuyen casi un 22% (unos 12 millones de euros en 2011 mas 3,6 millones en 2010) y los gastos destinados a servicios turísticos bajan un 25%. Justo lo contrario a lo que aconseja el sentido común para activar la economía.
Es decir, como siempre, intentando encubrir una situación financiera absolutamente insostenible, ocultando la incapacidad de racionalizar la política de personal y eludiendo su implicación en el desarrollo económico local, a través de una política sería de inversiones. Pero, qué bonita está Ceuta con esas jardineras que nos pone Vivas. Así, cualquiera puede sacar 21 diputados.