Hace unos días que saludé, en la misma puerta del Faro, a la consejera de Sanidad, Adela Nieto. Fue una conversación breve pero suficiente para advertirle de algo que ella también sabe: la cantidad de perros abandonados que, de nuevo, se están viendo en el monte. Sanidad debe poner atención a una problemática creada por el propio hombre, que es capaz de abandonar a quien en su día fue la mascota del niño chico y ahora se había terminado convirtiendo en un problema, porque el cachorro crece y no es como el que aparece en la DS. En este asunto ha existido cierto descontrol por parte de quienes deben estar atentos a esta situación. La propia Consejería porque, sabiendo del problema, no pone medios para atajarlo. Y atajarlo no significa poner en marcha prácticas de mataperros sino disponer las medidas que sean necesarias para recogerlos y controlar aquellos ejemplares que dispongan de microchip para sancionar, como se debe, a sus dueños.
En este asunto debe implicarse la Protectora de Animales que, hasta la fecha, está pasando de este problema y lo digo con fundamento. En la primera nota de prensa que enviaron hace unos días después de la tangana organizada en su sede y tras acordar el entierro del hacha de guerra, indicaban que iban a preocuparse por esta problemática e iban a trabajar en la recogida y localización de estos animales. De momento el interés brilla por su ausencia y en el Hacho y en el Sarchal -por citar algunas zonas- es cada vez más elevada la presencia de bandas enteras de perros en busca de alimento.
Si nos cuentan que van a poner en marcha, de nuevo, las bloqueadas adopciones de perros, aquí tenemos un buen yacimiento para intentar, por un lado, evitar que haya problemas de salud pública y, por otro, dar una vida mejor a unos animales que se han visto en esta situación porque sus dueños son los auténticos perros, no ellos.
Sobre este asunto no caben esperas, hay que actuar de inmediato, porque si no se controla cada vez va a más. Y sobre este asunto la clase política sí que no puede evadir responsabilidades porque es conocedora de la situación, al igual que la Protectora de Animales.
Cuando los políticos reclaman críticas constructivas aquí las tienen: actúen sobre este asunto que amenaza con ser un problema importante, pero háganlo de la manera correcta y más adecuada que no es otra que la de recuperar unos animales que pueden tener un cobijo aquí o en otro país.