Sentada a la mesa de una cafetería, conversando con un amigo de los que vale por lo que calla, terminamos desvariando sobre la actual situación política, tanto local como nacional. Y ya ni nos llevamos las manos a la cabeza al sabernos conocedores del juego sucio que pueden llegar a poner en práctica quienes tienen o han tenido poder. En ese juego sucio pueden comprarse voluntades, siempre que los afectados, claro está, se vendan. Y en Ceuta eso es fácil. Las elevadas tasas de paro y la dificultad de acceder a un empleo por las vías regularizadas provoca que el ofrecimiento de una plaza en cualquier dependencia municipal se contemple como el chollo del siglo. Así no es descabellado pensar que alguien pueda vender hasta su moralidad a cambio de un puesto garantizado en alguno de los miles de departamentos y decenas de sociedades que se encuentran bajo el paraguas de la administración. Tampoco es descabellado que políticamente se hagan ofrecimientos para cautivar voluntades y, aunque parezca duro, comprarlas. Eso ocurre en nuestro actual sistema político marcado por un modo de pensar enfermizo, que no es otro que el pensar que tu juego sucio es el correcto hasta el punto de sentirte insultado cuando te escupen a la cara la realidad.
Cuesta pensar que en los actos de presentación los líderes políticos crean lo que dicen y asusta el saber que el sistema se ha montado de una manera tan podrida que asusta. Así el destino nos suelta figuras esperpénticas como la que ahora representa el que fuera presidente de todos los españoles, Jose Mari. Ahora como presidente de FAES nos suelta eso de que la inmigración musulmana no se integra. Y me pregunto, ¿estarán los guardias a pie de frontera preguntando la religión a cada uno que salte? Según las tesis de Jose Mari, sería lo lógico. Miren lo que cuenta: “La inmigración musulmana no muestra tanto interés por integrarse plenamente en la comunidad como lo hacen los inmigrantes que llegan a Estados Unidos y que, a su juicio, acuden atraídos por los ideales que representa el país norteamericano”. Vamos, algo así como lo que dijo Carolina pero al estilo macho-man. Y fíjense, a la ya ex consejera, olvidada en el PP y defenestrada con gusto para algunos, casi la queman en la hoguera.