Nunca me ha gustado que se hable del árbitro. Soy de los que piensan que un partido dura 90 minutos, y lo mismo que hay tiempo para que te piten un penalti en contra, lo hay para echarle coraje y buscar el empate.
Ayer, en la SER, José Antonio Muñoz, presidente de la AD Ceuta, habló de conspiración y del alto número de tarjetas rojas que ha visto su equipo durante la Liga.
Es verdad que las expulsiones tanto de Guzmán como de Javi Navarro ante el Almería B pudieron ser injustas, pero también es cierto que la imagen ofrecida por el Ceuta fue mala. Si no marcas no es porque tengas un jugador (o dos) menos en el campo, sino porque no has disparado entre los tres palos en la segunda parte.
Sólo hay que echar la vista atrás, y ver que este mismo equipo sí ha logrado sacar partidos adelante en inferoridad númerica, y algunos importantes.
Por poner unos ejemplos, llama la atención la eliminación del Melilla en Copa del Rey, en el que el Ceuta terminó con nueve por las expulsiones de Sandro Mendes y Ormazábal.
También acabó con uno menos el equipo ceutí en el campo del Sevilla Atlético (Javi Navarro vio la roja directa), segundo clasificado. Los entrenados entonces por Joao de Deus empataron.
Y otro caso especialmente llamativo: el Ceuta le marcó un gol al todopoderoso FC Barcelona en el ‘Camp Nou’ (lo hizo Guzmán) en Copa del Rey, con diez jugadores tras la expulsión, por doble amarilla, de Vítor Moreno.
No creo en conspiraciones, y sí en árbitros faltos de preparación. También creo que un equipo, si de verdad quiere, puede. El Ceuta puede aún. Veremos si quiere.