Hace más o menos siete años, a mi perro se lo regalaron a alguien. Entonces era un precioso peluche, lleno de rizitos y bostezos. Luego , creció y se hizo grande, no demasiado, pero sí que necesitó cuidados y normas, que le dieron, como enseñarlo a atrapar la comida que se le echaba al vuelo o a gruñir –celoso-en presencia de otros perros.
No lo llevaron a la playa, ni lo enseñaron a volver a casa si se perdía o lo echaban, por eso, cuando pasaron siete u ocho años, sin que Dorado sepa decirme porqué , se vio en la calle , vagabundeando por Costa Ballena.
Lo recogió el lancero y tuvo la inmensa suerte de que lo llevarán a la protectora, donde no matan , ni duermen , lo más te tienen -lo que tarda en llegar un adoptante- en las mejores instalaciones, que los donativos y sus esfuerzos personales , les permiten.
Pero comida y cama, no es receta mágica para corazones partidos, así que Dorado no tenía la mejor de las caras, cuando fuimos a por él. No era dulce , ni dócil , como su hermano de adopción Resee, que al final se le llama Risitas, por lo muy agradable que es, aunque sentido e independiente, siempre fiel a la familia, que le ha recogido.
Dorado, tiene carácter propio, fuerza interior, como si nunca hubiera sido domeñado por los humanos. Llegó a casa y lo pelamos, le quitamos las garrapatas muertas por los insecticidas de las voluntarias de la protectora y dejamos atrás las greñas y las raftas , de mucho tiempo, sin cuidados, abandonado en la soledad de la calle , pareciendo un bebé renovado, tanto, que el técnico que vino a arreglar la lavadora dijo que si era un precioso cachorrito. Pero no, Dorado , como decía la presidenta de siempre contigo era todo un adulto y tenía sus vicios y sus manías, difícil de tratar para algunos, pero no para nosotros, que somos los seres más inconscientes del planeta y que esos gruñidos de propiedad ,cuando le acariciábamos, esas miradas lánguidas , como de vicetiple y esos silencios, tan profundos, no nos hacen desistir de haberlo adoptado, sino agradecer- a la fortuna- el que lo haya puesto en nuestro camino. Hemos tenido perros antes que él, se nos han muerto y nos han matado un poco la esperanza, pero llegan otros y nos abren de nuevo el corazón y los deseos, los sueños, la vida en suma, que nos dan , los que amamos por entero . Dorado me cuenta -en nuestros paseos- que no se acuerda de quien lo recogió en su casa, y solo al principio , cuando veía a lo lejos un hombre mayor, que quizás ya no esté y por eso él se vio solo, veo en su mirada tristeza y ganas de acercarse, a cerciorarse de que es él, pero es solo un instante en que le llamó , para que vuelva a mi lado porque lo necesito y no quiero que se pierda y él lo entiende y trota hacia mi , como el viento a la mar y la lluvia a la tierra, quías porque el también me aprecia y me lo demuestra embabándome las manos que le acarician o no perdiendo mi estela, cuando vamos a la playa, a bebernos las olas y perfumarnos de mar bravío. La vida es más hermosa si tienes alguien que te quiera incondicionalmente, si aumenta tu familia y ves que ese amigo de cuatro patas , entra a formar parte de ella, porque todos le aceptan, lo quieren y lo veneran. Pero debes estar preparado para los celos entre adoptados, los costes de los cuidados, las enfermedades y convertir lo malo en bueno, sabiendo que restarle unos minutos de sofá , viendo la televisión, para sacar a tu perro, es una recompensa en salud y vida futura. No estamos nunca más tristes, que cuando hemos perdido a nuestro perro, no somos peores personas que cuando miramos hacia delante y lo dejamos ir al abandono y la muerte. Pero eso no le preocupa a Dorado, que solo debe aprender que el agua de playa no se bebe y que los coches no le harán nada , si permanece a mi lado. Lo de que sus hermanos adoptados , lo dejen tranquilo, en su reposo de guerrero combatido, de perro gastado y mayor , que quiere solazarse, en la tranquilidad de un sol de invierno, ya es otra cosa, quizás por eso gruñe y se enfada , solo un instante, después me mira y nos sonreímos, porque conocemos la clave de la felicidad.