Atrapado en pleno caos aéreo recibí la triste noticia: ha muerto José López Arrabal. Su muerte ocurrió el pasado 30 de noviembre y ha supuesto una dolorosa perdida, primero para su familia y después para la ciudad de Ceuta que ha perdido a una BUENA persona y a un inquieto y pionero creador; primero como músico y después como maquetista. Hace años, durante mi búsqueda de datos para el libro sobre el rock en Ceuta y gracias a la colaboración de su hermano Juan Carlos lo conocí. El encuentro fue para mí un extraordinario hallazgo. Una estupenda persona abierta a colaborar con sus recuerdos y que además puso a mi plena disposición todo un tesoro: una maravillosa colección de fotos guardadas con mucho mimo de grupos musicales ceutíes; una parte importante de historia visual local.
Me recibió en su casa junto con su mujer y desde el primer instante no dudo en colaborar y compartir sus vivencias como uno de los pioneros de la batería en Ceuta. Pepe te daba confianza y te hacía sentir muy cómodo. Era un pozo de recuerdos y para mí fue todo un descubrimiento.
Empezó a tocar la batería desde muy joven aprendiendo de un músico militar componente de la histórica Orquesta Ceutí: Pepe “Cantinflas”. Como pionero de la batería en Ceuta fue componente de uno de los primeros grupos de rock ceutí, Los Truenos. Fue baterista de Los Dingos y colaboró con otros grupos ceutíes como Los Meteoros. Su capacidad de adaptación y su forma de ser le abrieron muchas puertas en el mundo de la música ceutí.
Fue el iniciador de una saga familiar de buenos baterías. Su hermano menor Juan Carlos y otro extraordinario baterista, Luis Castellano, se pasaban horas desde críos tratando de imitarle aporreando utensilios de la abuela. Ambos, Juan Carlos y Luis Castellanos han desarrollado y siguen haciéndolo en la actualidad una carrera musical llena de éxitos. La saga familiar de bateristas sigue en la persona de su hijo José Carlos López Navarro y su sobrino Juan Carlos López Garrido.
Al final de la década de los sesenta, Pepe dejó definitivamente la música para dedicarse a su trabajo. Años más tarde sus inquietudes artísticas las encauzó a través del maquetismo. Tuve la fortuna de poder asistir en una de mis visitas a Ceuta, en septiembre del 2009, a la exposición realizada en el Museo del Revellín de varios maquetistas ceutíes. En aquella exposición Pepe me mostró su obra más querida: una impresionante y extraordinaria recreación del Pasaje Fernández. Lugar donde había vivido la mayor parte de su vida y del que guardaba memorables recuerdos. Oírle hablar de aquel emblemático pasaje era aprender historia de Ceuta. José Javier Rivera Ballesteros dijo de él en estas mismas páginas: es el único que ha tenido el privilegio de llevarse su patio a su nueva casa. Un privilegio que solo él ha podido realizar.
De mi relación con él me quedo con la confianza que irradiaba y con su personalidad. Fue una magnifica persona con enormes ganas de vivir y transmitir sus vivencias. Vivencias que no debemos olvidar y como ceutíes preocupados por nuestra historia le debemos y, creo, tenemos obligación, de recoger sus recuerdos y dejarlos para los ceutíes del futuro.
Allá donde estés, habrás sido bien recibido.