La clase política optó ayer, cuatro días antes de la celebración oficial, por hablar de la Constitución. Pero lo hicieron tan mal que presidente y delegado terminaron hablando de política, barriendo cada uno para su casa, como era de esperar. A don José no le quedaba otra que hablar de las medidas anticrisis y a don Juan que repasar algunos de los logros alcanzados en el mandato. Así nos topamos con un acto a caballo entre lo que quedaba por celebrar del Día de la Autonomía y la necesaria reivindicación partidista por la que trabaja cada una de las administraciones. Quizá no sea hoy tan atractivo hablar de un acto como el de la Constitución porque no cuadra ni con la fecha elegida ni con lo que debieran haber sido los discursos. Terminó celebrándose sin luces un acto que otros años merece mayores atenciones, la Carta Magna pasó desapercibida entre tantas perlas politizadas. En los corrillos alusiones al último bochorno político, el protagonizado entre Carracao y Cucurull. Los modos en política hace tiempo que se perdieron y los protagonistas carecen de la altura esperada para mantener un debate que interese al ciudadano y que supere el lío entre porteras.
Con la que está cayendo desagrada leer que un senador popular no tiene otra que hablar de ‘chorradas’, de ‘vagos’ y de ‘tontos’, que es en plata lo que le ha llamado al candidato del PSOE, simplemente porque a éste se le ocurrió hablar de sinvergonzonería política. Si a esto se le llama hacer política tiempo ha que perdimos los papeles. Flaco favor hace el senador popular con salidas de este tipo que no hacen sino infravalorar el trabajo que, se supone, debe estar realizando en el Senado. El ataque visceral y sangrante ha estado fuera de toda lógica y más aún los calificativos de ‘colocado’ con los que se ha bautizado a Carracao, quizá porque el PP sea el menos indicado para hablar, a estas alturas, de colocados. Hacer política por este sendero es bajuno e insultante. Si el PP opta por esta línea y habla de chorradas y colocaciones les recomiendo que echen un vistazo al BOCCE y, en concreto, a la plaza de médico especialista familiar. ¿Por qué se exige que el candidato tenga un máster y qué protegido, precisamente, lo tiene? Si hablamos de vagos y chorradas, hablamos.