Los niños se le han hecho grandes, a la presentadora de gran hermano, han crecido, no en abundancia, ni en inteligencia, que no va el concurso de eso, sino en soberbia y prepotencia, de bolos hacedores de milagros. Anoche, la marquesa del populacherío, se regocijó con la expulsión de Lobo feroz y Flor, los nuevos protagonista de culebrones de este año, que se han dedicado a –con la consigna de a la salida ganaremos dinero a mansalva- pijar -como los gorriones- por rincón y vericueto de la casa que se habilitara-mínimamente- para ello. No sé si estarán conmigo, pero el inestimable ejemplo, no de la reina, sino de la princesa del pueblo, ha cundido más que las lecciones de maestros y los buenos consejos de educadores y padres preocupados, que los hay, y la juventud ya no quiere ser torero, ni que le toque la primitiva, sino que quiere entrar en gran hermano , tumbarse a la bartola, hacer el vaina y después ganar dinero, yendo de plató en plató.
Han variado mucho los tiempos -políticos y sociales- desde que Ismael Beiro ganó aquel primer gran hermano, ofreciendo el buen hacer de la gaditanía , sin hacer ni el huevo y llevándoselo calentito, terminando de presentador –con los años a cuestas-de concursos locales.
No es el caso de los de ahora , que van para doce generaciones ya y están más vistos que el TBO, se creen más listos que ninguno, sabiéndoselas todas, como la ingobernable Galera, que, después de llorar la expulsión, como los de ayer, por platós , se lucró de la supuesta prostitución que le achacaban como profesión, antes de entrar en el concurso.
A mí, qué quieren que les diga, lo de los chicos, me lo trae al fresco, porque soy de los que dicen, que, tanto les dan, tanto te piden y este programa no es precisamente cifras y letras, no se va porque se sepa algo, que ni cantar, ni bailar, ni actuar, ni las madre que los parieron, que salen por peteneras también contando incidencias, sino que se va por ser raro o estar bueno, por ser golfo o bronquista, liándose la de Dios padre y subiendo al audiencia, porque -parece ser- nos gustan los chulos y las ligeritas de cresta, prototipos que lo serán , pero que ayer hicieron de su capa un sayo, dándole al programa, lo que siempre ha querido, debates de por la mañana, tertulias de por la tarde y noches y noches de festín bucal, viendo las imágenes, de descerebrados, haciendo el idiota.
La de anoche, fue una noche que en mi casa duró, lo que tardó la Milá en decir, no sé cuantas veces , ese verbo que será por visual, pero que mencionarlo, en su acepción más vasta, o más soez , da grima y que viene a significar la imposibilidad de ir al baño y hacer sus necesidades, menos selectivas.
No me den por cursi, que no lo soy, pero no veo el afán, ni el fin , a decir, en un programa de televisión, tanta veces seguidas la palabra que empieza por c y termina su función en el culo, menos aún hacerlo, como chacota, una persona que se supone que tiene una profesión de periodista y una educación escogida, dado su rango y condición. En fin , que será la cadena por la que se tira de la basura, a la alcantarilla o será por los presentadores pasados de rosca o serán por los colaboradores de saldo de los chinos o será la estela insalvable de la Esteban, que, en el último alegato de vender su imagen como sea, respondió como pudo, ¡dichosa princesa!, que se jacta de no estudiar, porque no le da la gana, ni de necesitarlo, paragonándose con gente que lleva cuarenta años trabajando en radio, prensa y televisión, porque colabora en un medio, diciendo chotadas y pamplinas, caramelo desechable de quita y pon, que cuando la audiencia pase a otro tema, se la verá tirada, vacía y oscura, como todos aquellos que olvidamos dándonos la vuelta televisiva, como los mismos niños de gran hermano, parodias de ellos mismos, vendiendo bodas y funerales, abortos fingidos y divorcios a medias, porque la audiencia es una boca fagocitaria, sin ojos, ni vista, sorda, muda y toda dientes, para todo lo que sea su apetito masivo y voraz, defecando luego, los restos.