Nacional, porque es la N-362 y vergüenza, porque la da y mucho. Una carretera como esa no es digna de pertenecer a una ciudad de este país, no ya por lo lamentable de su estado y mantenimiento (me refiero a la carretera, no al país...aunque me podría servir), sino por la ausencia total de medidas de seguridad y señalización vial adecuadas.
Son muchos los ciudadanos que, en numerosas ocasiones, nos han trasladado su malestar por el estado catastrófico de una carretera que cualquier día, cuando ese ángel que se instaló en Ceuta hace mucho para evitar que nada grave pasara en estos ámbitos, nos dará un disgusto. Nada nos gustaría más que equivocarnos en nuestras previsiones.
La verdad es que describir la zona puede llegar a parecer hasta exagerado pero, lamentablemente, no es así. Contamos con una zanja mal tapada que recorre el centro del asfalto durante cientos de metros, obligando a los vehículos a desplazarse de un lado al otro de la vía, para poder sortear los tremendos baches que trae consigo este desperfecto que ya podemos considerar “prehistórico”, por lo largo de su estancia en nuestra ciudad y lo antiguo de sus elementos de señalización. La Ciudad ha intentado aminorar en parte este problema “parcheando” los baches pero... esa no es la solución adecuada ni definitiva, que debería haber llegado desde la Delegación de Gobierno hace años ya. Imaginamos que las carreteras nacionales son “territorio” del Estado.
Si nos detenemos en observar el casi inexistente arcén de tan emblemática carretera, nos encontraremos con guardarraíles que, además de ser ilegales, están aplastados, oxidados, con filos cortantes como cuchillas, en definitiva, a juego con la carretera que “escoltan” durante muchos metros.
Una vergüenza para los ceutíes, por supuesto, pero también para los que nos visitan. Son muchas las ocasiones en las que esta Plataforma ha organizado rutas moto-turísticas que, al llegar a la zona, se han convertido en rutas moto-peligrosas, durante las que hemos tenido que oir cosas como: “Con lo bonita que tenéis la ciudad, ¿cómo es posible que existan carreteras tan malas?”. Lo de malas lo escribimos nosotros, sustituyendo a una expresión que se inicia con la misma consonante, pero suena peor.
En fin, que aquí hay para todos, porque todos tienen motivos para recibir.
Esperemos que nuestros políticos, da igual de dónde vengan y a dónde vayan, algún día se den cuenta de que la seguridad vial es un bien común que debe ser gestionado con profesionalidad, delicadeza y cariño. Esto último, es la clave del éxito en muchas cosas, también en ésto.