Sale la coalición Caballas acusando a don Juan de utilizar el Salón del Trono para un acto del PP: el anuncio de marcha de Paco Antonio. Y van a tener razón porque a todos los presentes nos sorprendió eso de que se mezclara la puesta en marcha de la Fundación con el adiós al diputado y el anuncio del doblete que hará Márquez, no sé si por gusto o por obligación. Habría que preguntarse por qué el PP no organizó un acto político como Dios manda para permitir al eterno diputado que dijera un adiós rodeado, qué menos, de sus compañeros parlamentarios. Así, entre una cosa y otra, la marcha de Paco Antonio ha quedado descafeinada y ya una no sabe si es que se ha querido que así fuera o ha sido un mero despiste. Eso lo sabrán en el PP y lo sabrá el propio Juan Vivas que puso cara de Bob Esponja cuando Paco Antonio confesó que su marcha era un mero paréntesis en su actividad política.
Ahora, lo que consigue Caballas con su crítica no es más que sacarle los colores a un partido que últimamente parece haber perdido el rumbo, después de verse forzado-obligado a adoptar decisiones para que los viejos lobbies recuperen el terreno que figuraban -sólo eso- haber perdido.
Intuyo por los gestos y expresiones de uno y otro, que don Juan y don Paco (el primero, el Antonio) no comparecieron ante los periodistas después de tomarse un animado cafelito. Más bien parecían regresar de un capítulo de Cumbres borrascosas, dispuestos a cambiar el semblante para que periodistas, guardaespaldas, escasos políticos y negociantes a la espera de buscar su plan de pensiones fueran testigos de su buen hacer.
¿Pudo haber una mejor ‘despedida’ a Paco Antonio? Seguro que sí, pero se optó por lo cutre, por matar dos pájaros de un tiro presentándolo como comisario y despidiéndolo como diputado. No sé por qué me acordé de las últimas elecciones cuando el eterno diputado pudo repetir en el cargo después de enfrentarse a una campaña de oposición contra el PSOE y contra parte de su propio partido.