Se publican en la prensa hoy, domingo 22, dos noticias que tienen una cierta interrelación. Un joven ceutí, Jesús Lladó Murcia, de 24 años de edad, murió ahogado cuando practicaba pesca submarina en San Amaro. Estaba en paro y había sido preseleccionado en las listas del Plan de empleo. Probablemente buscaba en la mar conseguir alguna buena pieza para ayudar a la economía familiar. El desempleo lleva a desarrollar el ingenio de quienes lo sufren, para cubrir las necesidades más perentorias, y probablemente no sean pocos los que recurren a esta actividad, peligrosa si no se practica con las debidas precauciones. Lloro su pérdida y me uno al dolor de sus familiares y amigos.
Por otro lado se menciona que ha llegado a Ceuta un grupo de 12 buceadores procedentes de diversos puntos de la Península, atraídos por las campañas de divulgación iniciadas hace algún tiempo por la Consejería de Turismo y el Diving Center Ceuta, empeñados en mostrar al mundo las bellezas de nuestros fondos marinos.
Debo confesar, y confieso, que siempre me he mostrado escéptico ante las posibilidades de que el desarrollo de este tipo de actividad pudiera llegar a tener una cierta relevancia, pues nunca pensé que existiesen grupos de gentes interesadas en descubrir los fondos marinos de nuestras costas. La presencia de estas personas, entre las que se encontraba –sorpresivamente- mi sobrina Inmaculada, deportista y amante del mar en todas sus acepciones, me hace pensar, sin embargo, que existen posibilidades interesantes para desarrollar estas actividades. Inmaculada, que conoce los fondos de todo el litoral mediterráneo español, me contaba ayer, entusiasmada, que los de Ceuta son los más bellos y ricos que ha encontrado en las muchas inmersiones que lleva realizadas, y lo hacía de corazón, y no por el cariño que profesa a nuestra ciudad, de donde son sus padres.
Se dice que el día previo al fallecimiento de Jesús, éste había aportado a casa de su madre un mero y un pez limón, lo que confirma la riqueza en especies de nuestro litoral. Por otra parte quienes bucean para disfrutar de las bellezas de los paisajes marinos, confirman las excelencias del litoral ceutí.
Si esto es así –que debe serlo- deberían extremarse no sólo los procesos de vigilancia, limpieza y descontaminación de nuestras aguas, sino también el apoyo a los clubes de buceo que existen en nuestra Ciudad y que por sus propios medios –según intuyo- están formando buceadores, tanto aficionados como profesionales, e intentando difundir, colaborando con Turismo, las excelencias de nuestras aguas. Cualquier actividad que pueda servir para crear puestos de trabajo en nuestra Ciudad, -y ésta puede ser una de ellas- debe ser explorada con diligencia y las debidas precauciones, con objeto de evitar fiascos escandalosos y lamentables, como ha ocurrido en otras ocasiones. Esperemos que esta nueva iniciativa tenga el éxito que se merece.