Aunque nadie se pudo tomar un cafelito tras la extensa rueda de prensa ofrecida por Lopera en el hospital (sencillamente porque todavía, vaya tela, no hay cafetería), sí que la intervención del mandamás en Ingesa dio mucho que hablar. Y así fue porque no una, sino hasta al menos diez veces, Lopera dijo que los sindicatos mentían en sus manifestaciones. Nunca antes había sido tan claro y contundente en sus críticas, diciendo que CCOO y SATSE aportan datos falsos e incluso recomendándoles que antes de hablar se informen, que es algo así como llamarles tontos a la cara y encima quedar bien. Lopera, que de tonto tiene poco y que además juega con la ventaja de haber sido sindicalista, jugó bien sus cartas rodeándose de varios responsables sanitarios para comparecer ante los medios y negar la presión sindical traducida en prensa. Hasta ocho personas distintas avalaban su tesis de que los sindicalistas han mentido causando alarma ciudadana al sacar a la luz la falta de personal en Obstetricia y Pediatría. La pelota está en el tejado de los sindicatos que, de momento ayer, enterados de la comparecencia de Lopera, no abrieron la boca. Quizá esperarán las 24 horas de rigor, pero ya hoy deben salir a la palestra para, si se han equivocado, si han difundido datos falsos a sabiendas jugando con la tranquilidad ciudadana, pedir perdón y enmendar la plana. Si no es así tendrán que poner datos encima de la mesa para negar no sólo a Lopera si no a todos los jefes de área que pasaron ayer ante los periodistas para, en definitiva, repetir el mismo mensaje.
En asuntos básicos como la sanidad no cabe jugar a lanzar mierda por obtener bonanzas electorales porque el efecto de tremendismo y miedo que se generaliza entre la población es grande. Para mentir ya tenemos a los políticos encargados cada día de engatusar al pueblo que luego les dará sus votos. Es el juego que, como tontos, aceptamos dejándonos incluso engañar para permitir que funcione el sistema político menos malo que hemos conocido. Lo que escuece es que en sanidad ocurra lo mismo y que haya sindicatos que se dejen manipular según el viento que sople, de acuerdo con los intereses que quieran defender.