La oferta cultural de Ceuta es escasa y se centra en algunos acontecimientos, coincidentes con determinadas fiestas anuales, y una serie de actividades que se desarrollan rutinariamente. A pesar del amplio presupuesto que la Consejería competente tiene para traer a Ceuta propuestas artísticas de todo tipo, lo que se hace, con algunas excepciones dignas de alabanza, es repetir la plantilla de años anteriores con leves cambios.
El problema no es de dinero, pues se tiene y se gasta. El problema se sitúa en la capacidad de gestión, en tener los conocimientos y la iniciativa suficientes para crear un calendario cultural variado, de calidad y sin necesidad de aumentar el gasto en estos tiempos de dificultades presupuestarias. Hay precedentes en nuestra ciudad que demuestran que el trabajo, la inteligencia y unos recursos menos cuantiosos que los que tiene la Ciudad Autónoma hacen posible una oferta de interés.
Dentro de unas semanas, realmente no se sabe cuantas semanas, veremos la inauguración del ‘Auditorio del Revellín’, una demanda ciudadana que ha superado los intereses de muchos en desviar el emplazamiento de la finalidad cultural que le daba el Plan General de Ordenación Urbana.
Según han anunciado desde el Palacio de la Asamblea, la Consejería lleva meses preparando a conciencia el programa de actos de la inauguración. Eso está bien, pero inaugurar el auditorio no es el objetivo, sino el primer paso para llenarlo de contenido, durante muchos meses a lo largo del año. No tendría sentido que se inaugurara el ‘Auditorio del Revellín’ y se mantuviera cerrado hasta el concurso de agrupaciones del carnaval de ese año.
La impresión generalizada es que, desde la Consejería, no saben muy bien qué hacer con el ‘Auditorio’ si no es mandar al nuevo emplazamiento lo que ya se representa rutinaria y anualmente en el salón del actos del Instituto ‘Siete Colinas’. No tiene ningún sentido tener un espacio escénico de buen nivel para hacer lo que se venía haciendo. Como ya he dicho esto no es una cuestión de dinero, sino de inteligencia, algo que no abunda en el gobierno de Juan Vivas.
Que la administración autonómica invierta en cultura no es ningún despilfarro, siempre que lo gastado guarde una proporción ventajosa con lo ofrecido a los ceutíes. El acceso a la cultura en sus diversas manifestaciones forma parte del catálogo de derechos humanos desde que éste ha comenzado a ser formulado.
La acción de las autoridades públicas en materia cultural se encamina a facilitar el acceso de todas las personas, más allá de sus posibilidades económicas, a la cultura, porque los que tienen capacidad económica podrán acceder a estas manifestaciones enriquecedoras allí donde se den ya que pueden pagárselas, mientras que una buena parte de la población necesita del estímulo público para poder ejercer un derecho que como seres humanos les corresponde.