A la Guardia Civil se la están dando por partida doble. Nuestro Ministerio del Interior ha insinuado que su "huelga de brazos caídos" relajando la pluma a la hora de ponernos multas, podría estar detrás del incremento de la siniestralidad en las carreteras. El Ministerio del Interior de Marruecos, acusándoles a ellos, junto a la policía nacional, de maltratar a los subsaharianos y a los marroquíes que intentan pasar las fronteras de Ceuta y Melilla. Extrañas coincidencias.
No es el primer caso, ni la primera información que se da, estableciendo relación causa efecto entre fenómenos que, aunque aparentemente relacionados, no tienen por qué ser unos la causa de los otros. Por ejemplo, antes de la feria de Ceuta, los parados que se manifestaban por el centro de la ciudad pidiendo justicia para su situación, eran los culpables de la disminución de ventas de los comerciantes, de la crisis del sector del taxi, del incremento del ruido, de las discusiones de los viajeros con los conductores de los autobuses urbanos y, en general, de los problemas de orden público de la ciudad. Han dejado de manifestarse y seguimos teniendo los mismos, o más problemas. Y hasta un calor insoportable, que hacía mucho tiempo que no se sentía por estas latitudes.
Este tipo de falsas relaciones son muy conocidas entre los investigadores sociales. Técnicamente se le denomina "fenómeno de la regresión espuria". Se produce cuando al estudiar la influencia estadística entre variables, que intuitivamente pensamos que no están relacionadas, se obtienen resultados significativos que confirman dicha relación. Sin embargo, cuando se realizan los contrastes estadísticos oportunos (no siempre se hacen), se descubre que no la hay. Que su relación estadística es falsa, o espuria. Esto confirmaría que, a veces, la intuición, aunque no se sepa por qué, puede tener tanto fundamento como algunas de las mejores hipótesis científicas.
A pesar de que muchos de los técnicos que asesoran a los políticos saben de estos temas, las mentiras se siguen propagando. Unas veces de forma interesada y otras por desconocimiento. En la mayoría de casos hacen mucho daño a sus protagonistas. El verano es una estación propicia para tener entretenida a la ciudadanía con estos cotilleos. El ministro Blanco sigue siendo un especialistas en ello. Lo ha demostrado también en el conflicto con los controladores. De acuerdo que son un sector privilegiado y que tienen unos salarios muy altos. Pero de ahí a dedicarse a publicar los sueldos que cobran, para que así se les echen encima el resto de trabajadores, va mucho trecho. Yo pienso que es una actuación irresponsable. Y ello es muy fácil de entender, pues con estas "artes", más propias de "maruja" de revista del corazón, que de políticos serios, se podría hundir en la miseria a muchos ciudadanos.
En el caso de la Guardia Civil, llevan mucho tiempo reivindicando una equiparación salarial a compañeros suyos de las autonomías. También que desaparezca su carácter militar y puedan sindicarse libremente y reclamar sus derechos, como otros colectivos de trabajadores. Sin embargo, desde su ministerio, en lugar de abordar la situación, se les acusa de ser los causantes del incremento de los accidentes de tráfico. Si se hiciese una encuesta, quizás se descubría que no es tan impopular la medida de no poner multas de tráfico más que en los casos estrictamente necesarios.
Un asunto parecido ha ocurrido también en el Ministerio de Igualdad. El delegado del Gobierno para la Violencia de Género ha declarado que no hay equiparación entre las más de 500 mujeres que se tienen detectadas en riesgo "alto o extremo" y las 369 pulseras GPS activadas por los Jueces. Evidentemente, esta irresponsable acusación indirecta de negligencia criminal a los Jueces ya ha tenido respuesta por su parte. Pero tratar estos temas con tanta frivolidad me asusta. Es más, me hace temer por mi propia seguridad jurídica en un Estado, supuestamente de Derecho.
Por mucho que dejara escrito Nicolás Maquiavelo, un mínimo de ética y de humanismo, que se le presupone a los militantes de un partido de izquierdas, debería aconsejar no dejarlo todo en manos del "marketing electoral". Porque esto es lo que hay detrás de tanto despropósito. Lo hubo cuando Zapatero negó la crisis económica con tanta insistencia (Judas también negó, hasta tres veces, que él fuera un traidor). Lo hay ahora cuando culpan de la crisis del turismo a la amenaza de huelga de los controladores. Y lo sigue habiendo cuando se echa sobre las espaldas de los Guardias Civiles el incremento de los accidentes de tráfico.
Pero lo más grave es que hayan echado mano del Rey de España (ahora sí), para que llame al Rey de Marruecos, al objeto de aclarar los "malentendidos" entre países. No. Aquí no hay ningún malentendido. Lo que pretende Marruecos con Ceuta y Melilla lo hemos entendido hace mucho tiempo los que vivimos aquí. Simple y llanamente se trata de conquistarlas con la fuerza de la mentira y la difamación. Y también con la ayuda que le dan países como Francia, o Estados Unidos. Y partidos españoles como el Partido Socialista. O grupos mediáticos como el grupo Prisa. Esta es nuestra triste realidad.
Y para enfrentarnos a la nueva embestida de Marruecos, contamos con una ciudadanía acomodada y adormecida, con unos políticos autocomplacientes, que se creen sus propias mentiras, y con un Partido histórico, el socialista, que como dicen algunos, en Ceuta lo tienen secuestrado media docena de "estómagos agradecidos" y un grupo de jubilados, que parece que no se han enterado que el sistema público de Seguridad Social en España se inició con la creación del Instituto Nacional de Previsión en 1908, durante el reinado de Alfonso XIII, y no con Felipe González en 1982. ¡Menudo ejército!.