En esta ciudad milenaria puede parecer que, remedando a Gardel, “…100 años no es nada”. Y sin embargo es más que la perspectiva vital de cualquiera de nosotros. Recientemente se han cumplido más de 100 años de presencia constatada de la comunidad hindú en Ceuta. Y digo “constatada” porque el motivo central del cartel diseñado al efecto es una foto de un valor histórico incalculable de 1910 en la que, en segundo plano de un acto institucional, se observa la presencia de un comercio llamado “Bazar Indio”. Lo que quiere decir que, al menos en 1910, ya había miembros de esa cultura conviviendo con nuestros abuelos.
Los actos en conmemoración de tal evento han llevado una gran dosis de espiritualidad, como no podía ser de otra forma tratándose de un colectivo que se distingue por su religiosidad. Pero ello no ha obstado para que, a la vez, haya servido para conocer mucho de su historia y sus costumbres. En efecto, gracias a ello hemos podido saber de qué región concreta de ese oriente lejano provienen nuestros vecinos hindúes, qué proceloso camino les trajo hasta aquí, y cómo vivieron la traumática partición de su tierra en 1947 tras el mandato británico (una vez más, y han sido demasiadas, se demuestra que los británicos son malos colonizadores y pésimos ex colonizadores) dejando tras de sí una tierra y unos ciudadanos rotos y enfrentados.
Pero ni pizca de resentimiento se observa en los hindúes. Como cualquier persona de bien, estudian, trabajan, luchan por sus hijos, progresan y hacen progresar. Los que sobresalen y hacen méritos son líderes en sus respectivas actividades. En definitiva, viven y se sienten vivos. Y, además, conservan sus tradiciones de forma ejemplar, compatibilizando su amor a España y a la India, pues en ambos lugares tienen algunos de sus vivos y muchos de sus muertos.
La próxima foto que sirva de motivo para el siguiente centenario seguro que, a diferencia de la que conocemos, será en color y con muchos de nuestros vecinos hindúes en primer plano, como corresponde a su importancia en nuestra vida. Desde esta columna les deseo muchas más celebraciones como la que acabamos de vivir. Ya se sabe que “cien años no es nada”.