Las últimas noticias sobre la Unidad de Intervención Rápida de la Policía Local son desalentadoras. Ahora se dedican a pegar a personas mayores por diversión. Llegan a un sitio, dan los buenos días, sacan la porra y se lían a golpes con cualquiera que esté cerca. Si tuviéramos que creernos las afirmaciones con las que damos comienzo a este artículo, íbamos listos en esta ciudad. La realidad, como era de esperar, es otra. La UIR cumple con su trabajo y responde ante la agresión de individuos que se sienten omnipotentes y “omniprotegidos” por no se sabe qué… bueno, sí se sabe, pero no se dice, que al final también cobramos, y no nosotros los moteros no tenemos porras para defendernos.
Noticias como esta y, sobre todo, comentarios como los que se vierten en contra de la Policía Local por los mismos de siempre, hacen que los que no tememos a los señores de placa y pistola, reflexionemos en voz alta, o escribiendo.
En lo que a los moteros se refiere, que es lo que nos compete, podemos asegurar y demostrar que los que conforman esta Plataforma, no tienen miedo cuando hay un Policía cerca. Ni siquiera nos tiemblan las piernas si un agente nos llama desde una furgoneta oscura, con cristales protegidos por rejillas. No miramos de reojo temiendo los puños del agente, ni la “defensa”, ni los grilletes. Y no lo hacemos porque no tenemos nada que ocultar, ni nada que temer. De hecho, nosotros no somos los culpables de que estos agentes tengan que ir blindados con la citada rejilla en sus vehículos, porque no nos dedicamos a tirarles piedras. No es una de nuestras costumbres.
Si nos piden los papeles del vehículo, los vamos a tener. Si comprueban nuestro carnet de conducir, verán que está vigente y operativo. Si miran el recibo del seguro, estará pagado. Si revisan nuestra matrícula, será legal y correcta. Si nos han seguido, habrán comprobado que no íbamos por dirección prohibida, ni haciendo caballitos, ni con exceso de velocidad, etc. Si nos hablan, nosotros les responderemos con educación y respeto, y si nos multan, será porque nos lo hemos merecido.
En caso de vernos “metidos” en alguna trifulca (probablemente ajena), si nos solicitan atención, se la daremos. Si nos piden que hagamos algo o dejemos de hacerlo, lo haremos o lo dejaremos de hacer y, sobre todo, no les gritaremos, ni intentaremos agredirles, insultarles o humillarles delante de nuestros congéneres, como patéticos gallitos de corral.
¿Qué conclusión sacamos con todo esto? pues una muy lógica y sencilla, que los que tienen miedo y ganas de que la UIR desaparezca y la Policía Local en general tenga las manos atadas frente al delincuente y los parásitos de la sociedad, son los que no cumplen con todo lo anterior… o, esperemos que no, son aquellos que pretenden protegerlos con su abanderada palabra.
No estamos en contra ni a favor de alguien en concreto, no es personal. Estamos a favor de la convivencia, la legalidad y el cumplimiento de las normas, y en contra de aquellos que no permiten que todo ello se desarrolle con normalidad. Ni más, ni menos.
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