Dar un paseo por la Plaza de los Reyes ha evolucionado, ahora no solo puedes recorrer un emblemático lugar y dar de comer a las palomas sino que además puedes conseguir cazar pokémons con solo acudir acompañado de un móvil con acceso a internet y GPS.
Pero la Plaza de los Reyes es solo un ejemplo, porque el juego de moda ha desembarcado en toda la ciudad, sumándose así al último boom de la globalización en el mundo del entretenimiento.
Si quien nos lee es de la generación de los 90 o posterior, sabrá perfectamente de qué estamos hablando. Pero para quien sea un poco más mayor o no esté familiarizado con las últimas tecnologías, les explicamos que hablamos de un juego para móvil.
¿Cómo se juega?
Es muy fácil, y quizás de ahí parte de su encanto, sumado al halo de frikismo que acompaña a la familia de Pikachu (el pokémon más famoso) y compañía.
La descarga del juego es gratuita, y tras su instalación y activar la localización GPS del móvil, lo primero que hay que hacer es crear un perfil de 'entrenador pokémon', eligiendo género, nombre, atributos y equipación.
A partir de ahí, es tan fácil como salir a dar un paseo con el juego encendido. El móvil te avisa cuando hay cerca un pokémon, que se visualiza mezclando la imagen virtual del propio bichejo con el entorno real. Es decir, que como se ve en la imagen que ilustra esta página, podemos encontrarnos un pokémon en la Plaza de los Reyes y para cazarlo solo hay que acertar lanzándole virtualmente una pokéball y listo.
A mayor número de pokémons cazados, mayor nivel de tu personaje, que te da acceso a pokémons más poderosos o evolucionar los ya cazados, y así hasta ¿el infinito?
Con ellos se lucha en los gimnasios, también distribuidos por la geografía local, con habilidades algo más desarrolladas que las empleadas en el clásico piedra, papel o tijera, pero con criaturas de colores chillones.
El lado malo
El caso es que el juego está tan de moda a nivel mundial, que ha causado ya algún que otro disgusto, porque mientras el entrenador busca animalejos que cazar no despega la vista del móvil. Algo que algunos ya consideran una evolución, -siguiendo con la terminología del propio fenómeno-, de los problemas generados en su día por whatsapp con su irrupción en el mundo de las comunicaciones, que ya supuso un aluvión de quejas por la distracción que genera tanto en viandantes como en conductores, y los riesgos que ello conlleva. También se han producido algunos 'daños colaterales' por la numerosa afluencia de entrenadores en las zonas de gimnasios habilitados para los combates virtuales de pokémons.
Ante todo esto ya hay campañas de Educación Vial y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que alertan de los efectos adversos. Estos últimos avisan también de aspectos a tener en cuenta, como puede ser que con el juego activo el usuario está geolocalizado, que aunque es gratuito tiene opciones de compras pequeñas, que consume datos móviles y que si se descarga por canales no oficiales, pueden ir acompañados de virus.
El lado bueno
El juego implica su desarrollo al aire libre, es decir, hay que salir a la calle para jugar, permitiendo así que el entrenador pokémon haga algo de ejercicio paseando en busca de piezas que atesorar, desterrando así el sedentarismo asociado a videojuegos o consolas. Además, hay piezas especiales que se pueden conseguir en las pokeparadas que están vinculadas a lugares de interés cultural o patrimonial de cada ciudad –como la Plaza de los Reyes que citábamos antes-, consiguiendo en estos puntos accesorios imprescindibles para el juego.
En Ceuta, la fiebre por el Pokémon Go, que es como se llama el juego, empezó a hacerse patente días antes incluso de su salida al mercado en España. En redes sociales son frecuentes los comentarios sobre el juego, especialmente en twitter, donde incluso se ha creado la cuenta @PokemonGOCeuta.
Así que si sale a la calle, y se encuentra con algún joven o no tan joven, más enfrascado de lo habitual en su móvil, no se preocupe, no es grave. Es solo un síntoma de la fiebre Pokémon. Es contagiosa, sí, pero divertida.