El jugador caballa Guillermo Molina afronta este verano su cuarta y última oportunidad para conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos después de nada menos que tres participaciones.
El caballa se estrenó en la cuna de los Juegos, en Atenas 2004, y después llegó Pekín 2008 y Londres 2015. Una España campeona se quedaba sin metal tras caer en los cuartos de final, en dos ocasiones ante Montenegro y una frente a Serbia.
El que fuera elegido mejor jugador del mundo y campeón en Fukuoka 2001 ha tenido siempre esa espina clavada, y para colmo su compañera de club, el CN Caballa, Lorena Miranda, se colgaba la medalla a las primeras de cambio, la plata en Londres 2012 tras llegar a la final (y perder ante Estados Unidos) ante cualquier pronóstico.
Guillermo, en una amplia entrevista concedida al diario ‘Mundo Deportivo’, asegura que la selección llega con posibilidades de conseguir medalla en Río tras “haber entrenado durísimo”. Señala que va a ser una “batalla durísima”, y llega más lejos al asegurar que España “se ha preparado para el oro”.
El español se muestra optimista pese a que en el grupo tendrán a auténticos gigantes del waterpolo enfrente como Montenegro, Croacia e Italia. A estos hay que unir a la emergente Estados Unidos, que se ha convertido en una potencia en los últimos años, y Francia, en teoría la ‘Cenicienta’.
El veterano capitán se presenta como punta de lanza de una España de la que estuvo cerca de quedarse fuera después de que el seleccionador Gabi Hernández apostase en un principio por un equipo joven y renovado.
Lo que sí tiene claro Guillermo es que esta cita con la selección española será la última, ya que ha confirmado que tras Brasil llegará el momento de retirarse de las competiciones internacionales.
El caballa quiere más tiempo con su familia, especialmente sus dos hijos, tras un camino con la selección “largo y gratificante”.
La medalla sería por tanto el broche de oro para el capitán.