El Servicio de la Ciudad descarta cualquier riesgo para este colectivo porque ya recibió la inmunización a los 2, 4, 6 y 18 meses.
La Consejería de Sanidad de la Ciudad Autónoma comunicó ayer que ha retrasado la administración de la dosis de recuerdo de la vacuna contra la tosferina a los niños de seis años para priorizar la vacunación de las embarazadas y los menores de dos años al constituir grupos de mayor riesgo. Una decisión estatal, indicó la directora general del área, Rebeca Benarroch, que fue acordada en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Los servicios sanitarios adoptaron esta medida en Ceuta el 1 de diciembre de 2015 por la alarma generada tras la muerte de varios recién nacidos en distintas autonomías y la escasez de vacunas, insuficiencia de unidades que persiste en la actualidad tal y como confirmó Benarroch. La directora general de Sanidad matizó que el desabastecimiento de esta vacuna es “mundial, no es local”.
Por su parte, Javier Carrillo, jefe del Servicio de Vacunas de la Ciudad, considera que “no hay riesgo” para los menores por este aplazamiento en la administración del tratamiento porque los niños de seis años “ya han recibido dosis a los dos, cuatro, seis y 18 meses”. No obstante, Carrillo aclaró que, “conforme se vaya recuperando la producción de la vacuna de la tosferina, se recaptará a aquellos niños que se dejaron de vacunar a los seis años”.
Benarroch indicó que esta inmunización previa garantiza la “cobertura vacunal” del colectivo y, por su parte, Carrillo añadió que el tratamiento en etapas anteriores “confiere una inmunidad duradera”. El jefe del Servicio de Vacunas sopesa que estos menores podrían ser repescados cuando tengan “siete u ocho años, porque no sabemos cuándo habrá dosis nuevamente”.
Durante los primeros meses de vida, esta enfermedad puede ser grave y, en algunos casos mortal, como ocurrió con varios casos en 2015. El propósito de la vacunación frente a la tosferina en la embarazada es proteger a los niños contra esta enfermedad en sus primeros meses de vida. “Se trata de una doble protección, a la madre y al recién nacido”, figura en el material editado por el Ministerio de Sanidad y disponible en la web de la Consejería de Adela Nieto.
Al administrar la vacuna durante la última etapa del embarazo aumentan los anticuerpos en la gestantes. Estas defensas pasan a través de la placenta y protegen al recién nacido hasta que éste reciba la primera dosis de la vacuna (período en el que es más vulnerable a las complicaciones de la enfermedad).
Sin embargo, puntualizó Carrillo, el bebé “a los dos meses siempre empieza su calendario vacunal propio” porque, a esas edades tempranas, el suministro de la vacuna está asegurado.