Las carentes de matrícula, consideradas residuo, pueden ser retiradas
El empleo de pateras para el tráfico de personas está definiendo los movimientos migratorios. Las pequeñas redes que viven de este negocio han transformado el uso de las tradicionales embarcaciones de pesca para lucrarse del comercio de personas, a las que exponen a unas travesías que se llevan a cabo sin las mínimas medidas de seguridad. Ha habido casos en los que la Guardia Civil ha llegado a interceptar en hasta dos ocasiones la misma patera cargada de inmigrantes; pateras en una estado tal que las imposibilita para ser empleadas para travesías demasiado arriesgadas. En la amplia mayoría de los casos, los dueños de las embarcaciones habían presentado denuncia por robo antes de la intervención de la Benemérita; en otros, se presentó a posteriori. Las pateras se convierten en una ‘golosina’ al estar en las playas, sin vigilancia alguna, expuestas a que puedan ser sustraídas por quienes después facilitarán su traslado a Marruecos y favorecerán entradas de inmigrantes camuflándolas entre pescadores. Costas de la Delegación del Gobierno está manteniendo reuniones coordinadas con Capitanía Marítima y Ciudad para encontrar una salida a este problema, por cuanto esa falta de vigilancia puede ser aprovechada -y de hecho lo está siendo- para la práctica de este tipo de delitos. En el caso de que se trate de embarcaciones carentes de matrícula, pueden ser consideradas como residuo, con lo que la institución competente puede proceder a su retirada ya que no pueden estar ocupando la playa. En esta tarea se está ahora mismo, estudiando cuántas embarcaciones pueden englobarse en este grupo y podrían, por tanto, ser retiradas de la playa para que no den pie a ser utilizadas para otros fines delictivos. En el caso de que las pateras estén matriculadas y se encuentren varadas, estarían haciendo un uso natural del dominio público, por lo que habría que estudiar la ocupación que pueden tener y en qué condiciones al objeto de que se puede compaginar su varamiento con el control que deben tener para evitar sustracciones que también causan daños a sus respectivos dueños. Las situaciones han cambiado con el paso del tiempo y si en los últimos años era poco probable que se reorientara el uso de las pateras a tráficos irregulares, ahora se ha convertido no en algo casual sino en la tónica habitual, recuperándose prácticas de finales de los años 90. Lo extraño es que la Guardia Civil se tope con alguna zodiac usada para el tráfico de subsaharianos. Ahora lo que abunda es el empleo de estas viejas pateras a motor, matriculadas en Ceuta o de Marruecos, cuya función ha quedado mermada, que servían para la pesca pero que ahora se reorientan por las pequeñas redes para el tráfico de subsaharianos, cargándolas en exceso y provocando que los inmigrantes realicen travesías en las que exponen sus vidas.