La Ciudad ha decidido la compra de un elevador mecánico como medida de seguridad que facilite los enterramientos en los nichos de cuarta y quinta fila, es decir, los que están ubicados a más de dos metros.
Un informe de Riesgos Laborales, de cuyo contenido ya se hizo eco El Faro, impedía la práctica de este tipo de enterramientos al comprobarse que el cementerio no dispone de las medidas necesarias para garantizar la integridad física de los trabajadores. Un informe conocido después de haberse producido la caída de un empleado del camposanto, aunque oficialmente no se haya vinculado en ningún momento ambas situaciones.
Ahora, la Ciudad anuncia que se va a comprar ese elevador como solución a medio plazo, ya que primero hay que buscar consignación económica, deberá convocarse un concurso y cumplirse con los periodos establecidos por ley. Con ese elevador, esta vez sí, se espera solucionar el problema de falta de seguridad, aunque ya hace años que el Gobierno local invirtió en la adquisición de otro que nunca estuvo operativo porque no se le podía dar uso en la zona debido a las pendientes existentes.
A corto plazo se esperan otras medidas como la colocación de elementos que sirvan de protección lateral a las escaleras, así como andamiajes. Tanto Parque Móvil como Industria ya están trabajando en estos medios, tal y como ayer confirmó la Ciudad Autónoma.
La institución municipal espera que en breve se puedan adoptar las primeras medidas para posibilitar que se lleven a cabo esos enterramientos sobre todo porque hoy por hoy incluso los dueños de nichos situados a más de 2 metros no pueden utilizarlos. Tampoco se podría realizar ninguna actuación oficial en los mismos ni siquiera previa orden judicial al haber un dictamen en contra de Riesgos Laborales y haber visitado el cementerio la Inspección de Trabajo.
Esta circunstancia ya ha tenido sus primeros daños colaterales en personas que querían hacer uso de sus nichos en propiedad para enterrar a familiares y han tenido que hacer uso de otros, con la consiguiente pérdida de dinero y la imposibilidad de atender la voluntad.