Buena parte del grupo de estudiantes que superó el curso preuniversitario (PREU) en Ceuta en el ahora lejano 1965 volverá a reunirse a principios de junio.
Cincuenta años después de graduarse, 60 alumnos del casi centenar que poblaba las aulas del ahora IES ‘Siete Colinas’ –menores de edad entonces, casi todos jubilados y peinando canas hoy– se encontrarán de nuevo para resucitar vivencias del pasado y recuperar las cientos de anécdotas e historias que fluyeron por aquellos pasillos y aulas. No estarán todos, porque pese a la ardua búsqueda de los organizadores aún hay compañeros con los que no han logrado dar. Han buceado en internet, han preguntado a amigos, han consultado incluso Facebook... pero aún hay quien se les resiste. No son capaces de localizar, por ejemplo, a Mohamed Hamido Mohamed, ‘Larbi’, un por entonces joven de apenas 16 años que era de los personajes más carismáticos del instituto. No cejan en su empeño y piden colaboración para poder contar con él en los actos conmemorativos. Si usted sabe de él, cualquier dato será bien recibido.
La cita, del 4 al 6 del próximo mes. La efeméride congregará a decenas de ceutíes, pero a un número incluso mayor de antiguos estudiantes que tras lanzarse a la aventura universitaria acabaron diseminados por toda España. El tiempo correo en contra y la organización insistirá en las apenas tres semanas que restan en localizar a Larbi, el sobrenombre con el que todos le conocían. Luis Alfonsea, uno de los impulsores del encuentro, aporta algunas pistas. “Era un chico muy carismático, muy agradable, de los más conocidos del instituto. Le recuerdo muy alegre y siempre rodeado de chicas. Le encantaba cantar, era un bailongo, un asiduo del ‘Whisky a Gogo’, el local de moda entonces. No se perdía una”, recuerda.
Por aquel entonces vivía en el Llano de las Damas junto a su familia. Su padre, representante de marcas comerciales –entre ellas el popular ‘Cola-Cao’–, era según Alfonsea muy conocido en Ceuta. “Por aquella época todo el mundo sabía quiénes eran Larbi y sus padres, pero luego cada uno tomamos caminos distintos y perdimos el contacto. Por más que lo estamos intentado no damos con él. Y si no le encontramos el acto seguro que va a estar incompleto”, lamenta Luis. “De hecho con casi todo el mundo que hablo y que me confirma su asistencia me pregunta si vendrá Larbi...”, añade.
Las indagaciones a través de las redes sociales no han dado fruto. Una de las posibles pistas apuntaba que Larbi podría encontrarse en Mallorca, pero nadie ha sido capaz de encontrarle en tierras baleares. “Si algún familiar o amigo de nuestra época, o de la actual, puede darnos razón de él estaríamos muy agradecidos, porque tenemos mucho interés en localizarle para abrazarle y que esté con nosotros esos días”, insiste la organización.
Una emotiva visita
El programa de actos que aún espera contar con Mohamed Hamido arrancará el 4 de junio. Llegarán desde toda España aquellos excompañeros nacidos en 1948 y 1949 que compartieron bancada antes de hacer las maletas rumbo a la universidad. Visitarán el ‘Siete Colinas’, con recibimiento incluido del director del centro, el auténtico epicentro de la celebración. También se acercarán a la Iglesia de África, a las Murallas Reales y al Palacio de la Asamblea, donde han previsto tomar la imagen de familia del grupo.
Si no es localizado, además de Larbi faltarán también otros. “Estamos hablando de compañeros que tienen ya casi 70 años y encuentran problemas de un tipo u otro para llegar a Ceuta. La mayoría están jubilados, y otros aún en activo porque son profesores o catedráticos y no pueden acudir. Ayer un compañero me decía que su madre se había caído y se había roto la cadera...”, asegura Alfonsea.
Pasear de nuevo por las aulas del ‘Siete Colinas’ será el gran aliciente. “Por allí estaremos, dando vuelta, viendo lo poco que queda del centro en el que estudiamos. Todo está muy cambiado, transformado. Nosotros entrábamos por abajo, por una escalera situada donde está ahora el kiosko, junto a la rotonda de Enrique el Navegante. Desde allí hacia arriba eran los campos de deportes”, reconstruye.
“Muchas anécdotas...”, resume. Por ejemplo, aquellas “escapadas” de clase a bordo de la moto de 50 centímetros cúbicos que conducía Larbi, el amigo que no aparece.