El centro era ayer al mediodía territorio de Comuniones, pero también escenario de una de tantas batallas que aún quedan por librar a los partidos para hacerse con el botín del voto. Si prevalecen los resultados acumulados en las últimas citas electorales y se confirman además los augurios de las encuestas, el resultado parece cantado de antemano.
Se presupone que el Partido Popular mantendrá uno de sus más preciados feudos, pero el escaparate es tan vistoso que ninguna de las formaciones embarcadas en la aventura de arañar diputados es tan ingenua como para despreciar las bondades de un recorrido, en sábado soleado, entre Revellín y Plaza Azcárate espurreando programas. Casualidad o no, los diseñadores de campaña de PP y PSOE demostraron cierta sintonía al programar ayer los paseos de sus jefes de filas. Juan Vivas y José Antonio Carracao estrenaron la jornada partiendo del mismo punto, el Mercado de Calle Real 90, y con apenas media hora de diferencia. El socialista se coló entre puesto y puesto a las 10:35, después de atender a los medios de comunicación, y el presidente de la Ciudad y candidato a la reelección repetiría ese recorrido pasadas las 11:00. Mismo punto, mismo objetivo, distintos rostros y siglas. “Es divertido: primero pasa uno y luego el otro. Pues se le da la mano, se le desea suerte y ya está.
Lo que hace falta es que nos ayuden, hombre”, sugería uno de los adjudicatarios de los puestos. Como el resto de compañeros que habían izado ayer el cierre vio pasar frente a sus mostradores en poco más de una hora dos comitivas: la de los socialistas y la siguiente de los populares, con sus líderes y su corte de candidatos y militantes adherida. “Todo depende de nosotros porque nada está escrito. El cambio es necesario, todo puede hacerse”, le dedicaba Carracao a primera hora de la mañana al vendedor del puesto 33. Un apretón de manos y trayecto hacia la pescadería o la carnicería. Frente a las mismas berenjenas –una consejera aprovechó incluso para hacer la compra y echarlas en el carro– desfilaría luego el presidente de la Ciudad. El candidato socialista y él no llegaron a coincidir bajo el mismo techo por apenas 15 minutos. De la boca de ambos salieron las mismas palabras: “autónomos”, “ayudas”, “respaldo”, “economía”, “empleo”... Y de la de los tenderos también se escaparon “crisis” y un “suerte” con vistas al 24M. Puede que por proximidad al ciudadano –y por el rédito de 14 años de presidencia– se oyeran más “Jesús” que “José Antonio”. El candidato del PP no necesita mucha presentación: tutea y le tutean, conoce a los tenderos por su nombre de pila y pregunta por familiares. En el puesto 19 alaba el aspecto de un bonito y en el 26, en ‘Charcutería J. Carlos’, le dan de probar jamón y queso. Carracao precisaría horas después en Twitter que a él también le ofrecieron, pero tenía prisa y no lo cató. Enigmas de campaña... y de las sempiternas redes sociales. Los socialistas continuaron periplo por el centro y a Vivas le esperaba su particular baño de masas hasta el otro Mercado, el Central. De camino saludó a diestro y siniestro, entró en farmacias y ópticas, se mezcló entre veladores y tranquilizó a una señora que, alarmada ante tanta cámara, preguntaba si ocurría algo. Ocurría que es campaña, que restan dos semanas y que a los candidatos aún le quedan barrios enteros por patear. El centro (distrito 1) lo tuvo claro en 2011: dedicó al PP 4.604 votos de los 6.005 que se depositaron en las urnas. El PSOE cosechó 644 y Caballas 240.