La Fundación y la activista, con una agenda repleta tras el Nobel de la Paz, ultiman su visita
La Fundación Premio Convivencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta y Malala Yousafzai, flamante galardonada en la edición de 2015, están ultimando la agenda que pudiera traer a nuestra ciudad a la activista paquistaní, la niña que el 6 de octubre de 2012 recibió a bocajarro, en la cabeza y el cuello, disparos de los talibanes de su país, dejándola al borde de la muerte. Según apuntan fuentes de la Fundación para ‘El Faro’ su visita podría producirse en 2016 “puesto que los compromisos de Malala, tras ganar el Premio Nobel de la Paz 2014, son muy numerosos”, explican. Sería así la primera vez que un ganador visitaría Ceuta un año después de ser reconocido con el prestigioso galardón.
No obstante, según indican desde el Premio Convivencia, “la agenda aún podría cerrarse con una visita en este año, es decir que esta posibilidad no está descartada por completo, pero los primeros contactos nos hacen valorar de manera muy seria que Malala vendría a la ciudad el próximo año, ya con un poco más de margen entre los numerosos compromisos laborales que tiene”.
Asimismo, desde Fundación Premio Convivencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta se confirma que la ganadora de este año “ha agradecido el reconocimiento” y, añade esta parte, “se ha mostrado honrada por la distinción”.
“Por decisión unánime de todos los miembros, se concede el Premio Convivencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta, en su decimoquinta edición, a Malala Yousafzai por su coraje y ejemplaridad en la conducta, que le ha convertido en un símbolo vivo en la defensa de los derechos más elementales de la persona, como la educación, la paz y la igualdad, y a los valores esenciales para la convivencia, todo ello con una filosofía de no violencia”. Con estas palabras, al filo de las 20:20 horas del pasado 29 de enero, el Jurado del Premio Convivencia daba a conocer el nombre de la figura merecedora de este prestigioso galardón, de carácter bianual y dotado con 30.000 euros.
Sin embargo, el predicamento de Malala en el exterior no es correspondido en su país, donde la celebración de la ONU pasó desapercibida. Los talibanes la han vuelto a acusar de abandonar el Islam y de “convertirse al laicismo”, quizá para recordarle que su recién ganada fama internacional no es ningún seguro de vida en la convulsa sociedad paquistaní. La joven, que vive en Birmingham (Inglaterra), sin embargo a día de hoy le gustaría regresar a su país y dialogar con los talibanes.