En pleno debate sobre ese indescifrable enigma en el que se ha convertido la fórmula que utilizan las compañías petroleras para calcular el precio del combustible –se dispara cuando se encarece el barril de petróleo, pero no se abarata con idéntica inmediatez cuando desciende–, la caída generalizada en los indicadores de venta ha dejado en Ceuta un dato desconocido desde hace 41 largos meses: el litro de gasóleo A, el más utilizado en toda España, ha vuelto a caer por debajo del euro.
Ese alivio para el bolsillo, más en puertas de la Navidad y de desplazamientos por carretera, no lo reflejaban los carteles luminosos de las gasolineras en la ciudad desde el 4 de julio de 2011. A partir de entonces, los precios comenzaron a escalar y ni siquiera se contrajeron en 2012 y 2013, los años en los que la crisis azotó con más fuerza y el Ministerio de Industria llegó a cargar contra la patronal petrolífera por asfixiar a los consumidores. Tanto, que el litro de diésel llegó a tocar el 24 de septiembre de 2012 en Ceuta los 1,242 euros por litro, un máximo que más de dos años después no ha vuelto a reeditarse. Fueron tiempos en los que atravesar la frontera para arañar céntimos a la cartera repostando en Marruecos se hizo norma común entre los ceutíes. En la Península las cosas no iban por entonces mucho mejor: acercarse a una gasolinera implicaba asumir un precio de 1,45 euros que ría a más y bordearía incluso el euro y medio por litro.
Aquella diferencia de entre 14 y 15 céntimos con el resto de España –excluidas Melilla y las Canarias– es similar a la actual. De hecho, el precio medio de gasóleo A en la Península cotizaba ayer a 1,13 euros. Con esa tendencia a la baja, el reto ahora de las gasolineras locales será afrontar la inminente liberalización del sector en Marruecos, algo que puede desatar una guerra de precios a la baja que ejerza, como antaño, de gancho para que los surtidores del país vecino sean más atractivos que los de la ciudad.