La Biblioteca acogió un acto en el que, a través de poemas y el baile de Mariola Blanch Lesmes, se llamó a combatir el alzheimer en su Día Mundial
La luz de la vela que se consume, la memoria apagada, con tenuidad. O sea, el alzheimer, la maldita enfermedad que funde recuerdos, deshace lazos intelectuales y tumba lo más preciado que existe entre los seres, el amor correspondido, la amistad.
Ayer se conmemoró el Día Mundial del Alzheimer, con actos organizados en Nueva York, Berlín o Tokio porque tiene la enfermedad el fúnebre poder de hacer iguales a los seres, de equilibrar a hombres y mujeres; ricos y pobres; buenos y malos. Ceuta no fue menos, y la sala de usos múltiples de la Biblioteca Pública albergó un acto hermoso, en la forma y en el fondo, y en el que tuvieron cabida poemas y el baile, que a cargo de Mariola Blanch, profesora del ballet de María José Lesmes, resultó un primor.
La cita, organizada por la Fundación Gallardo, el Centro para la Prevención de la Dependencia Coronel Raggio Cachinero y la propia Biblioteca Pública del Estado en Ceuta, atrajo la atención de decenas de ceutíes, quienes abarrotaron la sala incluso con antelación.
La Fundación Gallardo explicó, mediante Jesús Perea, director gerente de la institución, que el alzheimer “es una grave enfermedad que se ha convertido en una de las plagas del siglo XX”. “El objetivo”, siguió, “es concienciar a la sociedad sobre la necesidad de prevenir la enfermedad, investigar y progresar en su tratamiento”, hoja de ruta recalcada igualmente por el director de la Biblioteca Pública, José Antonio Alarcón.
Denominado Centro de Prevención de la Dependencia Coronel Raggio Cachinero, que nació en Ceuta bajo la dirección de la Fundación Eduardo Gallardo y en convenio con la Ciudad Autónoma de Ceuta “para hacer frente a la atención temprana de las enfermedades neurodegenerativas”, dijo Perea, cuenta con numerosas instalaciones, entre otras, con una sala polifuncional, jardín, terapia ocupacional, enfermería o baño adaptado, un servicio que fue puesto de relieve durante el acto de ayer por parte de los usuarios que asistieron: “Sólo necesitamos un poco más de dinero, señor Vivas”, dijo una de las usuarias, con gracejo.
Durante el acto, los propios usuarios del Centro de Prevención de la Dependencia leyeron poemas relacionados con la enfermedad, versos al aire con la voz quebrada, poemas como ‘Dices que soy desconocida o Despertar de la luna’ y como el que leyó Mariola Blanch, antes de bailar, precioso epílogo: Que no daría yo, por empezar de nuevo/a pasear por la arena de esa playa blanca/ Que no daría yo, por escuchar de nuevo/esa niña que llega tarde a casa/Y escuchar ese grito de mi madre/pregonando mi nombre en la ventana/ mientras yo deshojaba primaveras/ por la calle mayor y por la plaza/Mi pañuelo es el olvido, mi baile, el recuerdo.