Tres días después de desatar la polémica, la senadora por Ceuta, Luz Elena Sanín, intentó aclarar ayer, a través de un comunicado, que sus declaraciones trataban tan solo de censurar la política económica socialista durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero sin atacar a asociaciones ni a colectivos concretos.
En una rueda de prensa que protagonizó el pasado jueves, Sanín achacó parte de la deuda que acarrea el Estado a la generada por el último Ejecutivo socialista, que a su juicio aprobó “donaciones y subvenciones a oenegés muy afines, a asociaciones de lesbianas y homosexuales, a Zimbabue, a México para tocar un instrumento rarísimo o a condonar deudas a Evo Morales”. El comentario, deslizado en una comparecencia en la que en teoría debía limitarse a alabar la gestión económica de Mariano Rajoy, corrió como la pólvora por las redes sociales, generando incluso malestar en las filas del Partido Popular.
En el comunicado emitido ayer, la senadora asegura que “ninguna” de sus afirmaciones “iba dirigida a culpabilizar a ningún colectivo u organización social, sino a poner en evidencia la sinrazón general de la política de subvenciones que tuvo el Gobierno socialista del presidente Zapatero”. Para intentar cerrar cualquier vía a la polémica, insiste también en su “profundo respeto por todas las organizaciones, asociaciones o colectivos que defienden derechos cívicos justos y legítimos”, y en especial “con el colectivo homosexual”. Y un último apunte ante las críticas recibidas también por su formación: “Reafirmo mi adhesión a los principios que animan la actividad política del Partido Popular, entre los que se encuentra como principal la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos y la lucha contra cualquier tipo de discriminación”.
Críticas desde todos los frentes, incluido el PP
Las declaraciones de Sanín fueron recibidas con un alud de críticas de la oposición, la local y la nacional. Caballas llegó a tacharlas el sábado de “desvergüenza” y el PSOE censuró un discurso “homófobo, intolerable y discriminatorio”. El último rechazo llegó ayer de Ciudadanos, que descalificó unas afirmaciones que cree “alejadas de estándares modernos”. En las filas del PP, el diputado Francisco Márquez negó que el ideario de su compañera de filas tenga cabida en su formación.