Cuatro inmigrantes irregulares de nacionalidad senegalesa fueron agredidos por un grupo de marroquíes en la ciudad de Castillejos, en el norte de Marruecos a unos 7 kilómetros al sur de la frontera con Ceuta, según denunció ayer el Observatorio del Norte de Derechos Humanos en un comunicado.
Los senegaleses fueron sorprendidos por 15 personas en la localidad Beni Mzala, en las afueras de Castillejos, quienes les ataron y golpearon antes de robarles sus pertenencias (teléfonos móviles, dinero y ropa).
Hasta el momento, ninguna fuente oficial se ha pronunciado sobre lo sucedido y las informaciones se han conocido gracias a la denuncia del Observatorio.
Los cuatro senegaleses recibieron atención médica en el hospital Hassan II de la ciudad de Castillejos, donde dos de ellos están en estado grave, añadieron las mismas fuentes, cuyos miembros acompañaron a los agredidos al hospital.
El Observatorio pidió en un comunicado remitido a la Fiscalía que se abra una investigación sobre el caso y que se arreste a los agresores una vez sean identificados.
Un gran número de inmigrantes, principalmente de origen subsahariano, deambula por las cercanías Ceuta y Melilla en el lado marroquí de la frontera esperando el momento propicio para intentar saltar las vallas fronterizas, y a veces chocan con el rechazo de la población local.
En Marruecos hay, según cifras oficiales, unos 30.000 emigrantes en situación irregular, de los que una gran parte aspira a viajar de cualquier modo a Europa, aunque la mitad de ellos ha intentado acogerse al proceso de regularización abierto por el Gobierno marroquí durante 2014 y que hasta el momento solo ha cristalizado en la regularización de 1.150 personas.
Ese rechazo local, sobre todo el que se produce en Castillejos, podría tener mucho que ver con la agresión que sufrió una mujer marroquí perpetrada por varios subsaharianos que la golpearon y atacaron sexualmente. Eso provocó que, tras una manifestación ante la comisaría de Castillejos, los propios vecinos subieran a los montes en donde estaban los campamentos de subsaharianos para echarlos del lugar, advirtiendo de que, si no lo hacían, se iban a tomar la justicia por su mano.
Fue precisamente ésta la razón por la que los inmigrantes subsaharianos abandonaron los montes más cercanos a la frontera con Marruecos, lo que ha terminado, incluso, por aliviar la presión que existía en torno al paso el país vecino.
Presión aislada sobre la valla
La presión sobre la valla ha descendido notablemente para dar paso a la marítima. La salida de pateras es constante lo que no hace sino incrementar el riesgo de todas las personas que ocupan la embarcación ya que acostumbran a marchar mujeres con niños, algunos incluso bebés. Los campamentos constituidos al otro lado del perímetro bajaron su ocupación precisamente tras este enfrentamiento entre residentes y subsaharianos, debido a la actuación de algunos inmigrantes en concreto que han terminado por penalizar al resto.