-
49 residentes parten de Ceuta. Lamarana acudió ayer a la Estación Marítima a decir ‘hasta pronto’ a su amigo Diari. El camino que compartieron se bifurca y el afortunado presagia que su compañero obtendrá el laissez passer en las próximas semanas. Las dos caras de la despedida antes de zarpar
La cuarta salida de extranjeros a la Península en lo que va de mes devolvió el ambiente festivo a la Estación Marítima. Un total de 49 personas –41 hombres y ocho mujeres ya ex residentes del CETI– cruzaron el Estrecho, esta vez sin jugarse la vida a bordo de una patera, gracias al salvoconducto conocido como laissez passer.
El grupo que partió ayer desde el Puerto de Ceuta estuvo integrado por subsaharianos de distintas nacionalidades así como por cuatro ciudadanos de Bangladesh.
No faltaron a la despedida las Hermanitas de Jesús y Cruz Roja, entre otros activistas, además del personal del CETI. Pero, sobre todo, los viajeros estuvieron arropados por sus compañeros del centro del Jaral. Mamadou Lamarana Bah, de 20 años y natural de Guinea Bissau, acudió para decir ‘hasta pronto’ a su amigo Abdoulaye Diari Diallo, de Guinea Conakry.
Sus caminos se bifurcan: Lamarana permanece en Ceuta, mientras que Diari reanudó ayer su camino con la mente puesta en Francia, donde quiere estudiar idiomas. “A Abdoulaye le deseo buena suerte y espero que yo también pueda partir pronto a la Península como él”, comentó Lamarana, quien entró en Ceuta hace dos meses y tres semanas oculto en un vehículo. “Piensa que en las próximas semanas tú estarás en mi lugar”, le deseó Diari antes de abrazarse en el acceso al control policial previo al embarque en el ferry.
Los extranjeros afortunados serán alojados en centros de acogida que las ONG tienen diseminados por la Península, algunos, en Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia. Con la partida de este grupo, el CETI libera espacio en sus instalaciones, aunque continúa con una ocupación por encima del número de plazas oficiales. Según los datos disponibles, la población que habita el centro del Jaral ronda las 700 personas en la actualidad.
Los cánticos y signos de euforia continuaron en la cubierta del barco. Ayer navegaron sobre ese mar que tantas veces desearon surcar y cuyas aguas se han tragado a incontables compañeros que intentaron superarlo a bordo de balsas hinchables. La emoción que les embargaba saltaba a la vista, como queda recogido en los vídeos que filmaron con sus teléfonos móviles.
Mientras, en tierra, quienes aún tendrán que esperar antes de partir a la Península, se marcharon pensativos de regreso al CETI suspirando por que, en la próxima lista del laissez passer, aparezcan sus nombres.