El concejal de Caballas, Juan Luis Aróstegui, se mostró comedido en su intervención, ayer, con motivo de la defensa que la consejera Yolanda Bel hizo del papel que había desarrollado en torno a la contratación en Colaboración Social de su hermana: ninguno.
La popular, que agradeció al localista el tono empleado en su exposición, negó que hubiera influido de alguna manera en que su hermana se beneficiara de un contrato que supone el cobro de unos 400 euros al mes y no recibir subsidio alguno, detalles, ambos, que repitió hasta la saciedad.
Aróstegui dejó clara la postura que su formación ha mantenido desde el principio; postura basada en la prudencia y en no convertirse en ‘fiscales’ calificando ilícitos penales en este asunto. “Nosotros, todavía, no hemos acusado. Esto es un debate político”, dejó claro, lanzando un guante para quien quisiera recogerlo, aunque desde la bancada socialista parecía que ni se daban cuenta del revés. “Estamos aquí porque se informa de que el Ayuntamiento ha pedido que la hermana de la consejera tenga un trabajo... y eso es moralmente demoledor en la ciudad de los 14.000 parados”, espetó.
Para Aróstegui, la clave de este asunto que ha llevado a que, motu propio, la consejera Bel pidiera comparecer en Pleno extraordinario, no está en la ilegalidad de la contratación, “porque nadie pone en duda que los requisitos legales se cumplieron”, sino en la elección de un nombre determinado. “El tema es por qué ese nombre y no otros”, señaló. “¿Puede seguir usted siendo consejera de Empleo si no es capaz de explicarlo?”, cuestionó.
Bel, que mantuvo un discurso firme en todo momento, insistió en negar su posible influencia en la contratación de su hermana: “Si lo hubiera hecho, ya estaría en la calle”, resaltó.
La postura de Caballas se alejó de un discurso hiriente, optando por extrapolar la situación concreta objeto de crítica al contexto genérico del desempleo y el enchufismo en la ciudad. “Los ciudadanos creen que para trabajar en el Ayuntamiento hay que ser del PP”, significó, desvelando el grado de “impunidad” o de “reserva” del que se echa mano en materia de empleo. “Es una orgía de votos para el PP”, lamentó, acusando a los populares de estar usando “como cantera de votos” las políticas de empleo. “En ese contexto hay que analizar esto”, apuntilló.
Aróstegui se preguntó si era lícito y “digerible” que se pidiera una contratación, sea del tipo que sea, para un familiar directo de alguien del Gobierno popular. “¿Se puede tolerar?, ¿es moralmente aceptable?, ¿el ciudadano puede creer que todo funciona bien?”, cuestionó. “Su hermana tenía derecho, pero también las casi 8.000 personas que iban en ese listado”, sentenció.
Bel insistió, en su defensa, en la concreción de las acusaciones de Caballas, recordándole que estaba hablando de una ‘colocación’ que se traduce en que la persona beneficiada de la Colaboración Social ni es persona del Ayuntamiento, pasa a cobrar en torno a 400 euros y no recibe subsidio. “¿Cómo un consejero va a buscar esto?”, se preguntó. “Porque mi hermana lleve mi apellido no debe estar vetada”, apuntilló. Para Aróstegui lo que no es normal es que haya casos de personas que arrastran 10 años de contratación en Colaboración Social y a las que luego se les ve con la “pegatina del PP” en periodo electoral. “Curiosamente”.
Fatima Hamed representa su clara ruptura con Caballas
La ya diputada no adscrita, Fatima Hamed, evidenció ayer hasta qué punto es su ruptura con Caballas ubicándose en otro lugar de la bancada distinto al que tradicionalmente ocupaba detrás de Mohamed Alí. Con sus excompañeros de partido nada quiere saber, ya que ayer ni se cruzaron palabras, acaso sí alguna que otra mirada, y eligió la esquina contraria para sentarse en el Pleno extraordinario, en el que no pudo intervenir tal y como se acordó en la Junta de Portavoces celebrada el pasado jueves. Hamed ha manifestado su intención de pelear por conseguir tener voz en los plenos y ayer aprovechó para mostrar públicamente hasta qué punto es la grieta que mantiene con la coalición de la que fue su número 3.
La coalición diferencia político de judicial
El principal partido en la oposición ha separado lo político de lo judicial en todo este asunto. Ayer insistió en encuadrar el debate en el ámbito de lo político, es decir, en el diálogo que debe haber para aclarar un asunto denunciado públicamente eligiendo el foro del Pleno para dar respuestas a las preguntas surgidas. “Todavía”, recordó Aróstegui por boca de Caballas, “nosotros no hemos acusado”. Para la coalición la clase política debía dar una respuesta a la contratación de una persona, a la sazón, hermana de la consejera Bel; ya que no se trataba de denunciar presuntos ilícitos penales ni calificar actuaciones. Lo moralmente correcto, el cumplimiento de la legalidad y las políticas de empleo se dieron la mano en el debate provocado por los localistas.