Galeones, carabelas, fragatas, cargueros y destructores están a punto de naufragar para siempre, o lo han hecho ya, al paso de las excavadoras que desde la pasada semana se afanan en remodelar La Marina.
Las obras se han llevado ya por delante los primeros bancos del paseo y, con ellos, los azulejos que decoraban las estructuras verticales, todos ellos dedicados a repasar la historia de la navegación, justo el motivo que da nombre a la vía.
La demolición, sin salvar las piezas de cerámica, ha movilizado a varios ciudadanos que contemplaban ayer la escena frente a los Baños Árabes y que han dudado en enviar correos electrónicos a la Consejería de Educación y Cultura e incluso a acercarse en persona hasta el Palacio Autonómico. Su objetivo no es otro que rescatar contra el reloj, si sus quejas son atendidas, el mayor número posible de las 76 piezas que recorren la avenida. “Está claro que el nuevo proyecto no tiene intención de incluirlos en su reforma, pero no entiendo por qué los azulejos se están destruyendo de forma tan gratuita. Deberían ser desmontados y reubicados, o al menos conservados”, sugiere uno de los ceutíes que a título personal se han dirigido a la Ciudad.
Los mosaicos ahora en peligro son obra de la ceramista sevillana Rosario Castillo Bellver, autora reconocida instalada desde los años 80 en Málaga y a la que se encargó, entre otras obras, el mural que decora la fachada del Aeropuerto Pablo Ruiz Picasso. En su denuncia, los ciudadanos se preguntan si también acabarán destrozados y entre escombros “los azulejos de inspiración portuguesa pintados por Carmen Navío en el monolito de Pedro de Meneses”.
La Ciudad, a través del Área de Patrimonio, puso ayer el caso en conocimiento de la Consejería de Fomento, que es la que coordina los trabajos de remodelación de La Marina. No obstante, el departamento que dirige María Teresa Troya recuerda que el proyecto de obra pasó el preceptivo filtro de la Comisión de Patrimonio sin que en ningún momento se solicitara algún tipo de protección para salvaguardar las piezas cerámicas. La Administración competente ha considerado que esos azulejos, diseñados y colocados en 1995, no requerían la consideración de Bien de Interés Cultural. Ahora será Fomento quien determine si conserva los navíos que sobreviven o los suma al naufragio.