El cementerio de Santa Catalina acogió ayer el entierro del tercer inmigrante cuyo cadáver ha sido recuperado por la Benemérita en el Tarajal. Fue enterrado en un nicho, el número 151, al lado de sus dos compañeros que en la misma mañana del 6 de febrero perecieron en el intento de entrada en Ceuta. Varios inmigrantes del CETI, además de dos trabajadoras del centro, acudieron acompañados de miembros de la asociación Elín para rezar por el alma de este joven, que encontró la muerte al lado del espigón. “La vida no termina en el sepulcro”, recordó el sacerdote durante el rezo, que fue seguido con mucho sentimiento por otros subsaharianos y por trabajadores del cementerio, encargados de elevar el ataúd y depositarlo en la galería de Santa Beatriz de Silva. “No ha muerto, ha sido llamado a la vida eterna”, indicó el padre.
Tras el rezo, los subsaharianos ofrecieron otra oración en francés, recordando al compañero y a los demás fallecidos y pidiendo el perdón de Dios y su protección. Lamentaron las muertes ocurridas entre personas que lo único que persiguen es pasar a Europa. La oración de los inmigrantes estuvo marcada por el sentimiento de unas personas que han pasado mucho, han perdido demasiado y terminan topándose con un laberinto de leyes, muros y normas que entre sus grietas provocan situaciones como la ocurrida, que ha causado ya 14 muertes.
La asociación Elín está intentando la identificación de los fallecidos ya que hay familiares de subsaharianos que no han conseguido contactar con sus hijos, hermanos o esposos y están difundiendo sus imágenes a través de las redes sociales para conseguir localizarlos. Una semana después no saben si están muertos o han sido detenidos. La identificación está siendo bastante complicada en el caso de los dos últimos cadáveres encontrados, ya que llevaban una semana en el fondo del mar y se encuentran desfigurados. La ropa que portaban está siendo clave para intentar conocer los nombres y apellidos de quienes han encontrado la última estación de sus vidas en la ciudad. La Guardia Civil da por seguro que al menos el primer cadáver recuperado en el Tarajal es el del joven cuyo cuerpo se vio ya el jueves por la mañana en el mar, en aguas marroquíes, pero no se procedió a su rescate para darle un entierro inmediato e incluso conseguir su identificación plena. Lo ha identificado por la ropa, pero no se tienen más datos.
Lo ya inmoral de todo esto es que todavía quedan cuerpos en el mar, a la espera de que la propia Naturaleza lo traiga a la superficie recordando una vez más la tragedia.