Días y días con la misma situación: largas colas que bloquean la ciudad, porteadores que no pueden sacar la mercancía adquirida legalmente en el Tarajal, caos, presión y situaciones tercermundistas. Lo que está sucediendo en el Tarajal no tiene nombre. Las imágenes que se están viendo son más propias de un país tercermundista, pero lo peor es que siguen sin adoptarse las medidas que vengan a poner algo de claridad y razón en todo esto. Durante toda la tarde resultó impracticable la comunicación entre centro y frontera debido a las largas colas formadas y los tapones. Los coches quedaban atrapados debido a la una ralentización que se ha hecho patente durante todas estas jornadas. A esa situación de caos que afectó a muchos ceutíes se añade la que particularmente están pasando cientos de personas que llegan a Ceuta para adquirir mercancía pero ven impracticable su traslado a Marruecos. Las fuerzas de seguridad se están viendo obligadas a un desgaste por un problema provocado, mientras que el enlace con Marruecos resulta una odisea en una frontera caótica, en la que sus puertas se cierran cíclicamente como ocurrió ayer y en donde se producen intervenciones de antidisturbios para frenar un mercado que se está terminando por criminalizar.
Es evidente que las reuniones de las Administraciones con los empresarios sirvieron de bien poco, puesto que muchos de los acuerdos puestos encima de la mesa están quedando en la mayor de las evidencias, sin agilidad en el tráfico y con continuos bloqueos.
La imagen que se está difundiendo en estos días de la frontera dista mucho de la que tendría que dar Ceuta. Ante la gravedad de lo sucedido resulta ya insultante que no se adopten decisiones de calado. ¿Hasta cuándo?