Este fin de semana han comenzado las clases de la IV edición de la Escuela de Negocios del Mediterráneo (ENME), una iniciativa impulsada por Procesa, con financiación de fondos europeos y que ha alcanzado finalmente una matrícula de 25 alumnos, según ha explicado la secretaria de la Escuela, Salua Mohamed. Procesa barajó a mediados de octubre suspender el curso y posponer su inicio debido al escaso número de inscritos, aunque se ha superado con éxito la barrera de 20 alumnos necesarios para iniciar las clases, que se concentran durante viernes y sábado en las aulas del Ángulo de San Pablo, en las Murallas Reales. Este curso de excelencia tiene por objetivo mejorar la capacitación de los equipos directivos de empresas y también de emprendedores a través de un programa de dirección avanzado y cuya duración ronda los seis meses. “Tenemos un perfil muy heterogéneo este año,desde directivos de empresas consolidadas, a emprendedores que están empezando y algunos estudiantes que acaban de terminar la carrera”, subraya la secretaria del centro.
Por su parte la directora de Procesa, Kissy Chandiramani, que fue además alumna de la primera edición de la Escuela, subraya el hecho de que se trata de una formación de gran nivel tanto por las materias como por el claustro de profesores que las imparten. “Supone una oportunidad para empresarios y profesionales ceutíes para mejorar y adquirir nuevas habilidades directivas y compartir experiencias con profesiones y otros empresarios participantes. Yo lo recomiendo muchísimo”, añade.
Su finalidad principal es el desarrollo del capital humano y organizativo de las corporaciones en el ámbito de la influencia de localización de la ENME, es decir, en la propia ciudad autónoma, en el Campo de Gibraltar y en el Norte de Marruecos, formalizando metodologías para la creación y fomento de empresas así como la mejora de competencias profesionales.
Debido al perfil de los alumnos, que en su mayoría deben compatizarlo con su actividad laboral, las clases el curso se desarrolla los viernes por la tarde, a partir de las 16:00, y los sábados a partir de las 8:30, para así interferir lo menos posible en el desarrollo profesional de los alumnos. “Es no quita”, explica la secretaria del centro, “que los alumnos deban hacer una puesta en común a lo largo de la semana”. Este año se han dividido en cuatro grupos que deben presentar un proyecto final. “Es un curso eminentemente práctico, aunque con un alto nivel de exigencia, lo que también exige al alumno una predisposición al esfuerzo, aunque por la experiencia de promociones anteriores, suelen resistir bastante bien y los abandonos son mínimos”.