–Esta semana ha participado, con otros altos cargos de su partido, en la Interparlamentaria del PP de Ceuta y Cádiz. Al margen de las conclusiones políticas del encuentro, ¿sirven ese tipo de citas para estrechar lazos entre las dos orillas del Estrecho?
–Sí, sin duda. Eso era lo primordial de la visita que realizamos esta semana a Ceuta: seguir ahondando lazos, estrechándolos aún más si cabe, para ser, entre otras cosas, un ejemplo institucional para el conjunto de los ciudadanos.
–¿Qué pueden aportarse hoy mutuamente Ceuta y Algeciras?
–En primer lugar, lo humano y lo emotivo. Hemos vivido muchas veces con una falta de contacto que no era buena, sobre todo entre poblaciones que mantienen unos vínculos tan estrechos pese a la separación de las orillas. Nunca es bueno separase. A partir de ahí, tenemos que tener un posicionamiento común en cuento a crear sinergias que nos ayuden, plantear exigencias a las administraciones y ayudarnos mutuamente en las políticas que podamos potenciar. Por ejemplo, en temas de infraestructuras, de turismo, de facilitar más la competitividad de ambas ciudades, en la gestión aeroporturaria... También en potenciar la capacidad de ofrecer a las navieras que establezcan su actividad aquí, facilitando el visado a los marinenos extracomunitarios. Eso es muy importante, porque tocar o no tocar puerto en Ceuta o Algeciras es básico, amarrar o no amarrar. Los buques o embarcaciones necesitan que les sirvan combustible, necesitan víveres, comprar las piezas que les hacen falta... Y mientras tanto, el marinero que está esperando está utilizando hoteles, restaurantes, parques, está comprando la ropa que necesita después de meses de navegación... Si conseguimos que un trabajador recale en Ceuta o en Algeciras, eso se traduce en riqueza. Si son dos, más riqueza... Hay que arañar actividad económica, ayudarnos mutuamente entre las dos ciudades en todo lo que podamos.
–En su intervención del viernes apostó por reforzar lazos con Rusia para que el atraque de navíos de ese país se consolide. ¿Hay en el otro extremo de Europa un mercado aún por explotar para ambas ciudades?
–Lo hay. Paco [Francisco Antonio González, delegado del Gobierno en Ceuta] y yo hemos estado juntos en comisiones en el Congreso y sabemos lo que hay que hacer. Cuando fui presidente en funciones de la de Exteriores recibimos al presidente de la Duma [Cámara Baja rusa] y al presidente de la comisión de Exteriores, que es la mano derecha de Vladimir Putin, que además llegaba acompañado por el embajador. Cómo va a ser lo mismo que cuando vengan a Algeciras ya hayamos, desde nuestra posición en el Congreso de los Diputados, entablado contactos previos. Eso facilita mucho las cosas. También abre la puerta a que en esas visitas estén también representantes del Gobierno de Ceuta, que puedan charlar, hablar, presentar la oferta de la ciudad... Yo el otro día estaba en Seúl y aproveché para establecer relaciones con el Gobierno de Corea y presentarles el Campo de Gibraltar, Algeciras. Así, cuando vengan dentro de unos días se le puede dar la oportunidad de que conozcan al Gobierno de Ceuta, para que estén presentes con nosotros. En eso consiste, en ayudarnos y aportar mutuamente. Lo mismo ocurrirá, por ejemplo, con el embajador de Taiwán. El que más fuerza tiene, sin duda, para esos contactos es el presidente Vivas, pero yo estando en el Congreso de los Diputados también puedo aportar.
–En esa estrategia juega un papel fundamental la imagen que las ciudades proyectan hacia el exterior. ¿Cuál es la que se percibe hoy de Ceuta en la Península?
–A Ceuta se la respeta y se la quiere. Ya sabemos que el presidente autonómico más valorado, con diferencia, es el de Ceuta. Teniendo sus peculiaridades, Ceuta suena mucho más en la Península, por ejemplo, que Melilla. Está muy bien vista, bien posicionada en distintos aspectos, tanto si hablamos de lo político como de lo humano, de lo social, también en lo tangible, en lo que se ve y se percibe, y en lo laboral. Es una ciudad que está muy bien valorada porque es muy visible la gran gestión de su equipo de gobierno. Eso está luciendo mucho. Cómo va a ser igual la imagen de Ceuta hace años a la que proyecta hoy. Si la gente que pasó hace tiempo por Ceuta lo hace ahora mismo sin duda se sorprenderá, comprobará el tremendo cambio que ha experimentado. Incluso para mí: el viernes, en algunos de los tramos que teníamos que recorrer, yo en lugar de ir en coche quería ir andando, porque me gusta apreciar los cambios, ver la ciudad limpia, cómo la ornamentan, el tratamiento de sus infraestructuras, cómo se hace el tratamiento de jardines... Ir, en definitiva, aprendiendo de cómo se están gestionando los recursos en la ciudad.
–¿Se percibe entonces más allá de la ciudad un salto hacia adelante?
–Sí, sin duda. Y se nota. Soy muy exigente y sé que el presidente Vivas tiene la misma costumbre que yo: si veo un papel en el suelo me agacho, lo cojo y lo tiro a la papelera. El viernes por la mañana lo hice nada más pasar por el Casino Militar y sé que el presidente también lo hace. A ambos nos duele que cuando las cosas se hacen bien se pueda estropear porque alguien no colabore en esos detalles, en esos gestos. Es, en definitiva, un compromiso claro por hacer las cosas bien en sitios donde las cosas lucen. Un papel en Ceuta hace daño a la vista.
–Pero en según qué aspectos tanto Ceuta como Algeciras sufren aún el peso de ciertos tópicos: drogas, inmigración...
–Yo creo que Ceuta y Algeciras han superado ya los años de aparecer siempre en negativo. Ahora lucen. Es así porque hemos conseguido batir en nuestros puertos los records de tráfico de contenedores y situarlos en niveles de antes de la crisis, luchar por eventos culturales y deportivos de renombre, asistimos a las visitas de ministros cuando antes no se veían por aquí, o de directores generales de la Guardia Civil o de la Policía... La primera visita del delegado especial de la Agencia Tributaria en España tras tomar posesión fue, por ejemplo, a Algeciras. Y trabajos sin cesar para traer gente: al presidente de la Fundación Corea, al embajador de Taiwán, a representantes de otros países asiáticos... Consiste en sumar, en mover, en estar siempre ahí. Hay un amigo que dice siempre que no hay peor gestión que la no intentada. Dar cualquier cosa por imposible es otro gran error. Hay que luchar. Todos los proyectos no se logran, pero otros sí, y cuanto más acometas mejor, con ansia, con ganas y con más espíritu. Luego tengo la suerte de ser diputado, lo que me permite llegar fácilmente a los despachos de los ministros. Hay 1.800 alcaldes y es complicado hacerlo, pero si eres parlamentario las cosas son más sencillas.
–Que las administraciones sean del mismo color político también contribuirá...
–Mucho, mucho. Pero también porque no es lo mismo decir “soy el alcalde de Algeciras” o “soy el presidente de Ceuta” que decir que lo eres de Toledo, de Valladolid, de Burgos. Es que no... Son ciudades de una especial idiosincrasia, con una especial situación y eso genera más problemas que en otros sitios, pero también existen otras aportaciones positivas que te permiten tener un peso propio. Hablar de Algeciras cada vez suena más. Y hablar de Ceuta siempre ha sonado también, antes y ahora.
–Un tema recurrente que vincula a Ceuta y Algeciras es, año tras año, el de la Operación Paso del Estrecho. En esta edición, como en Ceuta, han sufrido avalanchas de vehículos y pasajeros...
–Estuvimos en un momento de crisis. Yo llamé al presidente Vivas para decirle “prepárate, que se nos echa encima una avalancha terrible”, porque coincidía la fiesta del Ramadán con el grueso de la OPE... Todo el mundo decidió pasar en fin de semana. Y estuvimos a punto, a punto... Algeciras invirtió en Policía Local, en espacios, usamos almacenamiento de agua potable para distribuir, señales, operarios, Protección Civil... Mi posición era también de disposición y de compromiso, como alcalde y como diputado nacional que quiere colaborar con la Administración central y con quien tiene que darlo todo, que es el Ministerio del Interior. Es una predisposición fundamental, porque tienes que pagar a Protección Civil, las horas extra de la Policía Local, ese almacenamiento de agua potable, las horas extra de operarios de Vías y Obras para preparar todos los servicios, los urinarios móviles... Todo una movida. Y de hecho quien cubrió todos los servicios fuera de Algeciras, en el área de preembarque de Los Barrios, fue la gran dotación de Protección Civil de nuestra ciudad.
–En Ceuta se está viviendo con especial preocupación que haya quedado desierta la adjudicación del contrato de interés público de las líneas marítimas. ¿Se extiende también ese temor al Ayuntamiento de Algeciras, otra de las partes implicadas?
–Se vive con interés, pero no con angustia porque se va a saber solventar por su propia definición de interés público. Y si el presidente del Gobierno está demostrando que sabe gobernar con compromiso y eficacia, es uno de los temas que sabremos solucionar.
–La conexión área por helicóptero entre Ceuta y Algeciras también ha quedado suspendida. ¿Habrá una solución rápida?
–Estamos colaborando todos para que sea una situación que vuelva a la normalidad y que los helicópteros vuelvan a volar. Se debe dar aún el visto bueno en distintos aspectos, como que los aparatos puedan operar con el rotor en marcha o autorizar los vuelos nocturnos. Se están solventando pequeñas pegas que tienen que tener una solución feliz.
–¿Confía por tanto en una resolución inminente, en semanas?
–Sí, aunque tienen que aportar su colaboración, por ejemplo, los Bomberos y el Puerto de Algeciras, que tienen que redactar los informes necesarios, emitirlos, y con ello facilitar la reanudación de los vuelos.
–En el último mes ha sido testigo directo, y parte afectada, del conflicto diplomático desatado en Gibraltar. ¿Qué hay detrás de esa aparente huida hacia adelante de Fabián Picardo?
–En año y media de gobierno de Picardo hemos pasado de una situación de no entender nada, de por qué se persigue a nuestros pescadores que no puedan faenar, a otra de no entender aún menos, de no comprender por qué se les persigue y se les intenta hacer daño al arrojar bloques con pinchos que rompen las redes. Eso cuesta mucho dinero, porque es el patrimonio que tienen los pescadores. Si se te rompen las redes se te va el negocio. Cada apaño es un dinero, son 75 euros y no tienen, es que no lo ganan. En Gibraltar, donde al parecer el dinero rueda por las calles, donde hay pleno empleo, donde tienen la cuarta renta per cápita del mundo... ¿a qué narices le quieren quitar el pan de la boca a los pescadores?
–¿Ha sido la respuesta del Gobierno español la más acertada?
–Sí. A Picardo se supone que le mueve el ansia y la avaricia desmedida, pero ha encontrado una nación y una ciudadanía que han dicho basta ya de abusos y de atropellos. Ya está bien. Se ha puesto pie en pared. Estamos defendiendo nuestros intereses, pero con sensatez, con lógica, con respaldo social, legal e institucional de países y naciones extranjeras.
–Donde parece que no hay forma de colocar un freno es en la condición de paraíso fiscal...
–Pues le puedo decir que han tropezado con una dura piedra. El ministro Margallo está coordinando a los distintos ministerios implicados: Interior, Medio Ambiente, Hacienda... porque esto no puede ser así ni permitirse.
–Una de las principales medidas adoptadas ha sido la prohibición del ‘bunkering’ en la zona.
–En ese aspecto tenemos que hablar con propiedad. No estamos en contra de servir combustible, pero sólo si se hace en las condiciones de seguridad sensatamente óptimas en un país de una zona desarrollada de Europa. Estamos en contra del almacenamiento de combustible en buques, de las gasolineras flotantes sin casco doble y sin las medidas de seguridad que se imponen en el resto de la Unión Europea.
–¿Cómo está capeando Algeciras el azote de la crisis?
–Como en el resto de España, somos muy sensibles al gran problema del paro, sufrimos con ese drama. Pero en Algeciras, en la gestión diaria, estamos al día, se paga el 28 a los funcionarios y al resto de trabajadores. Todo el mundo cobra, hemos pagado a los proveedores, congelado los impuestos... Gobernamos mejor que antes, damos más por menos y mejor servicio. Algeciras funciona de maravilla. Habrá cosas que perfeccionar, pero ha mejorado el alumbrado, la limpieza... En servicios sociales se dedica más dinero que nunca... Y encima hemos bajado los impuestos.
“Quienes gobernando venían con las manos vacías no están legitimados ahora para criticarnos”
Landaluce exhibe dos datos que a su juicio certifican la buena salud de la economía algecireña: un pujante puerto, el primero de España en tráfico de contenedores, y un polo químico e industrial a la cabeza de Andalucía y en el segundo escalón del ranking nacional. “Son nuestros motores y tienen que ir a más”, augura. Un crecimiento que, recuerda, es “fruto de la ayuda del Ministerio de Fomento, que con Ana Pastor ha invertido otros 50 millones de euros más en el ferrocarril, que se unen a los 80 millones del año pasado”. En ese punto, aprovecha para lanzar un recado a las filas socialistas: “Con el Gobierno de Zapatero, en esos siete años el resultado fue cero en ferrocarril y cero en carreteras. Los que vienen ahora con la boca llena para pedir, antes no hacían nada. Quienes gobernando, en el poder, venían al Campo de Gibraltar con las manos vacías no están desde luego legitimados para criticarnos. Eso chirría.Todos queremos más, ojalá, pero unos tuvieron oportunidad y no lo hicieron”, reprocha. Como profesional de la Medicina, también respalda la reforma que el Ejecutivo está acometiendo en el ámbito sanitario, “reordenando” el sistema público aunque, recuerda, “la gran responsabilidad en la región la tiene la Junta, y ahí está siendo un desastre. Tenemos la parafernalia de 22 embajadas andaluzas en el extranjero, pero parada la obra del hospital de La Línea y abandonada la reforma del de Algeciras. Así nos va”.{jaimage crop="TC" /}