{jaimage crop="BC" /}Los nueve asiáticos que la semana pasada llegaron a la ciudad autónoma de forma irregular se encuentra alojados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
Ya sea como método de autoprotección o porque desconocen cualquier idioma que no sea el vietnamita, sus problemas de comunicación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el personal de las instalaciones del Jaral continúan.
En ningún caso esta barrera lingüística que separa al grupo y el servicio de intérpretes supone un obstáculo para que varios de ellos intenten transmitir su historia con la fidelidad que les permite su situación: extranjeros sin documentación que presuntamente han sido víctimas de una red de trata de personas que, posiblemente, les haya adoctrinado antes de introducirlos en Ceuta. O bien, el relato de su viaje es cierto y una cadena de coincidencias reunió a nueve personas de un mismo país a casi 11.000 kilómetros de distancia.
Los orientales con mayor disposición a expresarse proceden, en distinta proporción, de los dos grupos que entraron de forma irregular en la ciudad. Bui Dinh Vu fue localizado el viernes pasado durmiendo en La Marina junto a cuatro compatriotas, entre ellos, Nguyeh Ngoc Nguyeh y Le Thi Loan, chico y chica respectivamente y aparentemente pareja por la cercanía entre ambos. Junto a ellos, se encuentra Vuvan Minh Huong, uno de los cuatro tripulantes de la patera interceptada por la Guardia Civil cuando dos marroquíes intentaban colarlos en Ceuta.
Bui Dinh Vu asegura que tiene una hermana en Francia y su objetivo es encontrarse con ella. Sobre sus padres, responde que fallecieron con un gesto que simula un corte en el cuello sacando la lengua. Las limitaciones del idioma impiden al asiático aportar más detalles sobre su vida en su país de origen. Sí acierta a ofrecer una referencia de salida, la provincia costera de Nam Dinh, en la República Socialista de Vietnam.
Excepto Vuvan Minh Huong, que observa su fotografía publicada en las páginas de El Faro, los tres restantes accedieron como polizones en un buque y se escondieron en el interior de un contenedor de mercancía, dibujan en un papel. Imitan el sigilo con el que se escondieron en los muelles del puerto y dieron el salto al interior de una embarcación que les llevaba a algún sitio cercano a Francia, según su versión.
Su periplo comienza en 2010, pone como fecha Bui Dinh Vu. Tres años más tarde recalan en la ciudad autónoma, una viaje realizado exclusivamente en barco y vehículos terrestres, exponen. Una vez desembarcan y logran abandonar el contenedor sin que ofrezcan un modo convincente, se encuentran en un lugar cuyo nombre desconocen y cuya ubicación en un mapa del mundo les resulta imposible. Solo pueden decir que los carteles eran incomprensibles para ellos. Vuvan Minh Huong, del grupo de la balsa, permanece callado y solo intercambia alguna palabra con sus compañeros.
Tampoco conocen Marruecos, a pesar de que cruzaron a la ciudad autónoma desde algún punto del país vecino. No obstante, recuerdan las condiciones en que pasaron a tierras españolas. “Íbamos con los ojos vendados, acurrucados para que nadie nos viera y muertos de miedo al cruzar”, explicaron mediante gestos Bui Dinh Vu, Nguyeh Ngoc Nguyeh y Le Thi Loan, quienes aseguran que entraron en la ciudad escondidos en un vehículo.
Las edades que afirman tener tampoco se corresponde con los resultados de las pruebas forensese que les han sido practicadas. Bui Dinh Vu dice que nació el 17/7/1996, es decir, 17 años; Nguyeh Ngoc Nguyeh, el 23/11/1997, de modo que tendría 16; Le Thi Loan fecha su nacimiento el 25/11/1996, por tanto, tendría 17. Una incógnita más que viene a sumarse a todas las preguntas que rodean a este grupo de nueve presuntos vietnamitas.
Con tarjeta del CETI Los miembros de los dos grupos que componen esta pequeña colonia asiática aseguran que se han conocido en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI. No obstante, no debe ser habitual encontrar a personas de esta nacionalidad en el norte de Marruecos. Ayer ya disponían de sus correspondientes tarjetas de residentes en las instalaciones del Jaral. En cuanto a si solicitarán refugio, resultó imposible que los entrevistados entendieran el concepto de petición de asilo. Aparentemente, tienen un nivel adquisitivo alto como se desprende de sus prendas de vestir y otros complementos que pocas veces portan los inmigrantes que llegan a la ciudad.