Se ha llegado a cifras donde como es lógico será difícil ahorrar más, puesto que siempre debe quedar un remanente para circunstancias que son extraordinarias en el pleno sentido de la palabra y donde no hay acuerdos. Recordar que julio y agosto son los meses donde se disparaban más las horas extraordinarias como consecuencia de las fiestas patronales. Este último año nada más que ha hecho falta gastar un seis por ciento de lo que supusieron esos dos mismos meses el año pasado. La capacidad de ahorro que está demostrando el equipo de gobierno para el mantenimiento de lo esencial está siendo más que encomiable, aunque algunos critiquen.