El dolor que siento es insoportable. Mi niño querido ya no está, se ha ido, no volverá. Quiero, necesito verte, tocarte, abrazarte, oír tu voz…
¿Cómo voy a seguir viviendo sin ti?
¿Cómo voy a soportar esta terrible ausencia?
¿Cómo…?
Te llamo, grito tu nombre, te busco… sólo hay silencio y soledad.
Cierro los ojos y te veo recién nacido en mis brazos, tan pequeño, tan desvalido, olías a mí, eras mío, mío, mío… Y ya no te tengo.
Te has ido demasiado pronto y no estoy preparada para asumir tu ausencia. Tengo que continuar mi camino y no sé como hacerlo. Todo lo que me rodea me recuerda a ti y lo impregna la tristeza de saber que ya no estás.
Cuando el dolor nos abruma y nos supera, el estar rodeados y arropados por personas que nos han ayudado a afrontar el momento del adiós es algo imposible de olvidar y por lo que estaré siempre agradecida.
Mi gratitud y reconocimiento a todos los componentes del “Acuartelamiento Coronel Galindo”, perteneciente al “REGIMIENTO ACORAZADO DE CABALLERÍA MONTESA Nº 3”, tus compañeros de Caballería.
Al Coronel del Regimiento por sus muestras de afecto y su total apoyo, a su esposa Pilar, atenta hasta el mínimo detalle, que hizo posible que me despidiese de mi hijo en la intimidad.
A las Autoridades Militares y Civiles que quisieron compartir nuestro dolor.
A sus compañeros y amigos de la XV promoción que estuvieron a su lado en el momento final.
A todos los amigos que con su presencia nos han dado ánimos. Mil gracias a todos. Me hicieron ver que mi hijo era querido y valorado.
Su funeral fue la despedida que se merecía como buen militar que era: serio, perfeccionista, honesto, trabajador, con gran capacidad de entrega y siempre dispuesto a afrontar todos los retos que hubiese a su alcance.
Seguro que desde donde estés, seguirás tocando la guitarra, cantando, componiendo… o subido en tu moto haciendo y recorriendo el camino de la eternidad.
Existen sueños de los que no quisiéramos despertar y realidades que quisiéramos que fueran sólo un sueño.
Has emprendido el camino tú primero, sé que me estarás esperando cuando me toque a mí hacerlo.
Adiós, mi hijo querido.
SERGIO BARREDA PEÑAS.