La realidad económica es tozuda. Al margen de los anuncios sobre aumento de impuestos, medidas coercitivas y demás, encima de la mesa siguen estando los mismos problemas que, desde años, la sociedad ceutí con mando en estos menesteres no ha sabido frenar. Hablamos, por ejemplo, del polígono del Tarajal. Un pulmón económico que lleva tiempo anunciado que estaba enfermo, y del que ya hoy conocemos la marcha de alguno de sus empresarios a Marruecos. ¿Por qué? Porque allí los impuestos son menores, hay un mercado incipiente positivo y quienes quieren instaurarse no son machacados con impuestos. Algo que sucede aquí y a lo que las autoridades no han sabido meter freno. ¿Es normal que un empresario deba pagar una tasa en Algeciras y otra en Ceuta para traer la mercancía?, ¿resulta lógico que se adopten medidas policiales sin fundamento alguno para prohibir la llegada a las naves como en ocasiones denuncian los empresarios que sucede? Las trabas siguen existiendo y, esto, unido a la crisis económica, ayuda a que quienes quieren trasladar su negocio más allá del Tarajal lo hagan. Eso, nunca, es una buena noticia, pero se ha provocado que exista.