Desde los tiempos de la lucha llevada a cabo por Rachel Carson y su oposición al uso indiscriminado de los plaguicidas sintéticos, mucho tiempo ha transcurrido sin que se ponga ningún remedio ante tamaña infamia en contra del planeta y de nosotros mismos. Rachel Carson murió de cáncer y no sería de extrañar que los envenenadores planetarios de la industria química estuvieran detrás del execrable hecho. Hay muchas formas de contraer un cáncer en estos tiempos tóxicos que nos ha tocado vivir, y dada la pulsión codiciosa de muchos de nuestros congéneres, es posible imaginar la lista de artimañas utilizadas para conseguir sus oscuros objetivos. Debo reconocer que la motivación principal de estar escribiendo este artículo es la gran cantidad de personas que a nuestro alrededor están sufriendo debido al cáncer, familiares, amigos y conocidos van entrando en una suerte de tómbola con incierto premio cuando van contrayendo esta odiosa enfermedad. Nuestros sentimientos fraternales y solidarios parten de los cercanos a nosotros, pero ellos representan a todos los que están afectados por el mal de nuestro tiempo. ¿Que está sucediendo para nos sintamos rodeados por una epidemia empeñada en acortar las vidas de personas o en hacérselas más complicadas y costosas por las secuelas de haber superado la enfermedad?. Desde hace más de un lustro, venimos divulgando desde la asociación las amenazas invisibles que nos afectan y la federación de ecologistas en acción llegó a elaborar un interesante CD que mostraba como la industria química de los productos de limpieza o de la fabricación de utensilios del hogar o incluso de las pinturas para el hogar se concentraba en vender productos sin atender a sus potenciales efectos nocivos sobre nuestra especie y los ecosistemas naturales. Salimos a las calles de la ciudad para mostrar los perjuicios de utilizar productos de limpieza innecesarios que se pueden sustituir por otros inofensivos que se han empleado a lo largo de la historia de la humanidad; compartimos momentos muy interesantes con personas de cierta edad sobre como hacer jabón de forma natural reutilizando aceites usados. Finalmente facilitamos el CD a las televisiones locales para que pudieran emitirlo e informar a la población sobre los peligros que conlleva usar un intenso detergente para lavar la loza o una supuestamente magnífica sartén forrada con un aislante maravilloso para que no se peguen los alimentos, también descubrimos algunos secretos de los innecesarios desodorantes aplicados en lugares tan delicados fisiológicamente como las axilas; una persona que utilice agua y jabón habitualmente no necesita de esos tóxicos aditivos para encubrir su olor corporal. En una sociedad tan estúpida como la que se ha generado, una de las cuestiones importantes es aparentar que somos algo distinto de nuestra propia naturaleza animal, por ello quizá hay que oler a algo sublime y dar a entender que no somos simios. Por otra parte, gran parte de los malos olores provienen de falta de higiene o de una proliferación excesiva de hongos. Sin embargo, llegados a este punto es muy necesario reivindicar la importancia de cuidar y mantener nuestra flora externa e interna. No es bueno eliminar a los organismos que nos defienden ante enfermedades y parásitos. Nuestra especie, al igual que muchos otros cuadrúpedos, estamos hechos de simbiontes y participamos activamente de la evolución de la biosfera a través de las simbiogénesis y de las asociaciones entre organismos. En un sentido general, podemos referirnos a nosotros mismos como un superorganismo que lleva en sí mismo la evolución de muchos millones de años de biosfera a través de sus células, tejidos y de los organismos que componen la flora externa e interna. Por ello, costumbres como la de lavarse afanosamente utilizando jabones y champuses a diario solo debilitan nuestra piel ante ataques exteriores; una simple ducha diaria utilizando jabón natural es más que suficiente para estar aseado y decoroso ante los demás. De la misma forma, lo que comemos es uno de los aspectos que más influirá en nuestra salud interior y constituirá la estructura de las defensas que debemos presentar ante las amenazas de parásitos y otras enfermedades producidas, por ejemplo, ante nuestra exposición a productos tóxicos que se nos ofrecen como inocuos pero que son una fuente de problemas presentes y futuros en nuestros complejos cuerpos. Estamos acostumbrados a lidiar (viviendo y muriendo también) ante organismos que nos atacan para parasitarnos y aprovecharse de nuestros tejidos; así está constituido el juego en nuestro hogar común planetario, pero nada podemos frente a productos tóxicos que nos envenenan y destrozan nuestras defensas naturales frente a los enemigos tradicionales de nuestros cuerpos y fisiologías. Tanta evolución médica nos ha proporcionado una fantástica herramienta para alargar nuestras vidas pero en base a nuestras potencias naturales. Nada puede ante tanta intoxicación industrial y malos hábitos adquiridos por el confort. Uno de los últimos informes de ecologistas en acción está orientado a explicar como nos están envenenando a través de los alimentos, y sin duda retoma el legado de Carson al respecto. Los residuos de plaguicidas con capacidad de alterar nuestro sistema endocrino en los alimentos españoles es el subtítulo del informe, que es una guía de los alimentos con disruptores endocrinos que circulan por nuestros mercados y tiendas de alimentación. Tal y como indica el informe en su introducción, “Decenas de miles de toneladas de plaguicidas se aplican cada año sobre cosechas y plantaciones en España, exponiendo a trabajadores y trabajadoras del sector agrícola y a sus familias a sustancias tóxicas, provocando la contaminación del suelo, del agua, del aire y de los alimentos. En 2014 se comercializaron en España 78.926 toneladas de plaguicidas, un 24% más que en 2012”.
El potente lobby de la industria y los negociadores del TTIP han paralizado la prohibición del uso de plaguicidas capaces de alterar el sistema endocrino que tenía que aplicarse antes de diciembre de 2013. Además de muchos trastornos de salud relacionados con daños al sistema inmunológico y a los órganos reproductores e incluso al aparato cardiovascular, los disruptores endocrinos (EDC) están directamente relacionados con los cánceres de mama, ovarios, próstata, testículo y tiroides, y es fácil imaginar que también influyan en otros tejidos receptores que se puedan ver alterados por un incremento artificial de hormonas. Los datos a los que ha tenido acceso Ecologistas en Acción provienen de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). La fruta, la verdura y algunos cereales como el arroz están atiborrados de plaguicidas y sin embargo el pescado no da resultados positivos ante este tipo de contaminantes. La comida infantil está también libre de estos venenos, sin embargo al preguntarse el porqué, no sabríamos realmente ofrecer una respuesta satisfactoria; estoy seguro que el supuesto motivo no tiene nada que ver con razones humanitarias sino más bien proteccionista del mercantilismo del futuro. Por nuestra parte, incluimos la dirección electrónica dónde la información se puede consultar libremente: http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe-plaguicidas-2016.pdf