Medio centenar de indignados ceutíes, algún que otro periodista y curiosos ciudadanos formaban parte de la concentración organizada, ayer tarde, en Ceuta atendiendo la convocatoria a nivel internacional del 15M. Armados con pancartas críticas, los indignados se concentraron para, de manera cívica, expresar, sus quejas por la situación en que se encuentra el país, y, también, Ceuta.
Mientras, a las siete de la tarde, se producía esta protesta, miles de personas repetían el mismo acto en ciudades y pueblos de todo el mundo. “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” o “no falta dinero, sobran los ladrones” eran algunas de las frases que podían leerse en las pancartas hechas con cartulinas y rotuladores que presentaron los integrantes de este movimiento. Al lado, dos unidades de la UIP del Cuerpo Nacional de Policía para garantizar la vigilancia, y, entremezclados con los indignados o estratégicamente situados tras los árboles de la plaza, varios agentes de los servicios de Información de Benemérita y Policía daban buena cuenta del acto a sus respectivos.
Tras la concentración se leyó un manifiesto con el que se dejó claro el motivo de esta convocatoria: reclamar un cambio global. “Pedimos una transformación de la sociedad y del propio hombre que anteponga los aspectos elevados de la vida humana (justicia, arte, amor, verdad y apoyo mutuo) por encima de los principios que han llevado a esta crisis sistémica: el tribalismo, el odio irracional, la brutalidad, la autoafirmación patológica y la autoadoración”, indicaron en el comunicado.
Actos como el de ayer demuestran que el 15M sigue vivo porque todavía sigue habiendo demasiado pan para tanto chorizo o más enchufes que oportunidades en plena crisis de moralidad.