Son ya casi 20 años de escuchar la misma cantinela. Urge la construcción de un Palacio de Justicia en condiciones. Todos están de acuerdo, políticos y poder judicial, pero cuando ha habido dinero la voluntad de poner en marcha el proyecto se ha dormido en los laureles. Ahora que no hay dinero, sobre la voluntad.
Como telón de fondo aparece la memoria del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en la que se pinta de rojo urgencia la construcción de un edificio, uno solo, que aglutine todas las instancias judiciales, en el que estén coordinados todos los órganos y en el que se eviten situaciones pintorescas como las que se han denunciado en varios juicios. “Señoría, se tardó un año en notificar un documento de un juzgado a otro”, dijo un letrado en reciente vista oral celebrada en la Audiencia.
La historia de esta petición viene de muy atrás. Hasta cuatro delegados del Gobierno: Luis Moro, Jerónimo Nieto, Jenaro García Arreciado o José Fernández Chacón, han tenido entre sus manos este proyecto. La última promesa real se llevó a cabo en tiempos de Jerónimo Nieto, cuando la Ciudad anunciaba haber aceptado todas las indicaciones del Ministerio de Justicia para llevar a cabo una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y cambiar la edificabilidad de la parcela del antiguo Cine África, donde se realizaría el nuevo edificio. Aquel proceso venía marcado con la palabra ‘urgencia’, terminando así la polémica que durante años habían mantenido Estado y Ciudad sobre la cesión de los terrenos. Era el año 2004 y la Ciudad aceptaba la modificación puntual del PGOU para que la parcela del antiguo Cine África cambiara su edificabilidad de 5.000 a 10.000 metros cuadrados, de manera que Justicia pudiera aceptar la donación de los terrenos y así empezar los primeros trabajos geotécnicos.
Todo aquello quedó en agua de borrajas. De la noche a la mañana el Cine África no servía y la expropiación forzosa de aquellos terrenos por casi un millón de euros terminaba convirtiéndose en el gran engaño político al que se vio sometida la familia propietaria. Tuvieron que plegarse al dinero propuesto por la institución porque los terrenos se querían para un bien común. Con el paso del tiempo, dichos terrenos han dado forma a un solar abandonado que espera, en época de crisis, que llegue el empresario de turno para explotarlos en forma de construcción y venta de viviendas.
La querencia por disponer de un Palacio de Justicia en el lugar donde se levantaba el viejo cine se mantuvo durante años hasta que Ciudad y Estado buscaron nuevas excusas para dar paso al negocio inmobiliario y reparar en la antigua Comandancia de Obras. Vivas, ya con Chacón como delegado, acuñaba el término brevedad a la puesta en marcha de la futura sede. El ahora reconvertido a ‘empresario’ gracias a la fundación Zeituna prometía, de la mano de Vivas, la puesta en marcha de una ciudad de la justicia, antes de que la desaceleración económica que negara Zapatero desembarcara de forma sangrante en todo el país. La antigua Comandancia de Obras, propiedad de Defensa, se ponía sobre la mesa para intentar poner en práctica algún tipo de operación sin necesidad de pasar por caja.
La vuelta al Brull, antes desechada
La propuesta de poner en marcha el Palacio de Justicia en los terrenos del Brull tiene un precedente de desprecio por parte de la propia Ciudad. En 2008 fue la propia institución municipal la que aseguró que no contemplaría esta zona para el proyecto al no formar parte de sus planteamientos utilizar unos terrenos cedidos dentro del II Convenio con Defensa para tal menester. Jueces, fiscales, sindicatos o el propio Colegio de Abogados han peleado durante años por la puesta en marcha de unas instalaciones judiciales adecuadas. El referente más cercano es Melilla, donde sí existe una llamada ciudad de la justicia.